El seranu

Boda accidentada

No hay nadie que haya programado una boda, que no espere que todo salga bien. Aunque.. una cosa es lo que se desea, y otro lo que realmente sucede.

Hace casi dos décadas, unos jóvenes decidieron unir sus vidas, y cómo no, celebrar una boda por todo lo alto con sus familiares y amigos.
Se conocían desde niños, en la adolescencia ya eran pareja. Por eso, todos los que le conocían esperaban, verles unir sus vidas, en una boda.
Ella rubia de ojos azules, con una sonrisa encantadora; él de cabellos y ojos oscuros, y una mirada penetrante, de las que encandilan.
Buscaron un lugar idílico para celebrar el evento. Encontraron un lugar en plena naturaleza, precioso.
Como el restaurante se les quedaba pequeño, para la afluencia de invitados, decidieron montar una carpa, para dar cobertura a sus invitados en una pradería, pegada al local , con un pequeño arroyo a un lado.

Fue un día de mediados de agosto, el día amaneció radiante. A eso de medio día aparecieron unos nubarrones, que surcaban el cielo, haciendo prever una tormenta.

El enlace se celebró a las seis de la tarde. La iglesia estaba en las afueras del pueblo, y no distaba mucho del restaurante, apenas quince minutos en coche.
En plena homilía los cielos parecieron abrirse y descargó una tormenta que anegó bajos arrastrando lodos por todo el pueblo.
Esperaron a que amainara de llover, y al salir vieron que los coches y su entorno estaba en un lodazal.
Por más que la novia arremangaba el vestido, sus zapatos se hundían en el fango y los bajos de los vestidos y trajes, estaban embarrados.
El fotógrafo tuvo que hacer números para que difuminar el lodo de los trajes. Mientras se hacían las fotos y la concurrencia empezaba a acudir al ágape, el cielo volvió a rugir, y a media cena, el agua caída, entraba a raudales en la carpa, la mesa nupcial un poco más elevada que las demás , ya notaba la llegada del agua, y por si no fuese bastante, se fue la luz.

El restaurante, accionó el generador y volvió la claridad. Paró la lluvia, y otro percance; el generador después de un rato accionado agotó la gasolina. Momentos antes un empleado comprometido fue a buscar más combustible a una gasolinera no muy alejada, pero por motivos personales, además de los fenómenos explicados tuvo que cerrar.El empleado sin mucho tiempo, salió en busca de otra estación de servicio algo más alejada.

Mientras tanto, en la boda se levantó un viento que amenazaba con zarandear la carpa. En una de esas rafagas, tiró un biombo que hacía las veces de pasillo, cayendo encima del padre de la novia y padrino. Un invitado trasladó al hospital más cercano al padrino.
Los últimos platos del ágape estaban fríos y no se podían calentar, sin electricidad; el agua se resistía a salir del suelo de la carpa. Los camareros ataviados con trajes de mesoneros, y con las luces de velas que pendían de las escaleras, dibujaban en la pared escenas fantasmagóricas con el reflejo de dicha luz.

La novia lloraba desconsolada,temblorosa, debido a la humedad y el frío. Su padre, solo sufrió pequeñas contusiones, mientras los invitados la animaban diciendo, “Novia Mojada,es novia Afortunada”, pero ella aún lloraba con más fuerza, no las tenía todas consigo.

los sirvientes comenzaron a recoger, con unas velas puestas en las mesas. La brisa ida a más, las apagaba las ve y para hacer un poco más llevadero el trabajo, los faros de dos coches, por el lateral de la carpa, alumbraban el desmantelamiento de mesas sillas y menaje, mientras en la habitación nupcial, los novios asomados a la ventana veían como había terminado el evento.