Quintanilla de Losada busca familias con niños para no tener que cerrar su colegio
La falta de escolares matriculados para el próximo curso hace peligrar la continuidad de la escuela en la localidad
La actual normativa, debido al bajo ratio de al menos tres alumnos por unidad escolar o aula, impide que el colegio de Quintanilla de Losada pueda continuar dando servicio de enseñanza a los dos únicos niños de diez y nueve años que están dispuestos a matricularse en esta pedanía de Encinedo.
El caso de Quintanilla se enmarca dentro de las señales de despoblación que se están manifestando en el entorno rural. El paulatino envejecimiento de la población, así como la falta de oportunidades laborales, hace que gradualmente las familias terminen trasladando su residencia a núcleos urbanos con mejores servicios y se pierda la fijación de población en los pueblos más pequeños.
Oferta laboral para evitar el cierre
No es la primera vez que en Cabrera se producen este tipo de situaciones. El municipio de Benuza también ha sufrido en varias ocasiones la angustia de poder verse obligados a cerrar su colegio situado en Silván, situación que de momento han podido esquivar ofreciendo trabajo en las canteras de la comarca a las familias con niños en edad escolar que finalmente se han empadronado en el municipio.
Esta es la misma fórmula que José Manuel Moro, alcalde de Encinedo, ha querido emplear para evitar el cierre del colegio. Sin embargo, asegura que han «intentado buscar alguna familia para que se instalara en el pueblo y que el colegio no cerrara, pero ha resultado muy difícil». A pesar de las todavía malas expectativas, los plazos de matriculación aún continúan abiertos y se espera que con este llamamiento y oferta de trabajo que se hace desde el consistorio de Encinedo (tel. 987 664 069), se puedan cerrar las listas definitivas de alumnos con el número suficiente para poder mantener abierta la escuela de Quintanilla de Losada.
Una educación de calidad
A algunos padres les puede parecer poco idóneo matricular a sus hijos en un colegio con reducido número de niños, donde se comparte aula entre alumnos de diferentes niveles y edades. No obstante, hay estudios que demuestran que mezclar en una misma clase a niños de diferentes edades es beneficioso para la enseñanza. Los más pequeños aprenden de los grandes y los grandes de los pequeños, unos se ayudan a otros y el profesor puede ir adaptando los contenidos para los diferentes niños. El reducido número de niños es por tanto una ventaja en el sentido de que reciben una enseñanza más especializada e individualizada. El profesor puede dedicar más tiempo a cada niño y mientras a unos les enseña una cosa, los demás pueden escuchar e ir aprendiéndolo.
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