El seranu

Nos gusta demasiado juzgar

En mayor o menor medida , alguna vez hemos tenido que lidiar con situaciones que no nos representan, pero seguimos la corriente , pues otra opción resultaría más catastrófica, que no hacerlo.

La mayoría procura trasmitir con su comportamiento, con sus gestos, lo que siente por dentro, con lo que muestra y exterioriza a los demás. Aunque otras veces es evidente que decimos una cosa y demostramos o vivimos otra. No siempre es posible obrar con la rectitud que se desea, ya que hay situaciones, que te llevan a comportamientos que no son los reales, pero que hay que intentar ajustar.
Normalmente, la manera de ser de cada persona, suele salir a la luz, aunque se intente disimular.

Aunque hay personas a las que se les nota menos, esas que intentan lidiar y ser coherentes con lo que hacen y piensan, a pesar de tener que salirse de lo establecido. Existen también otras que dicen una cosa y hacen otra, a esos casi siempre se les suele cazar, pues esa disyuntiva en su interior, hace que su comportamiento los delate.
Hay otros, que creen que su manera de ser es la mejor, no escuchen nada, ni a nadie, que no vaya con las ideas que tengan preconcebidas, y si alguien les rebate, no son capaces de aceptar otra forma de pensar, y automaticamente, les niegan la palabra, o los borran de su vida, porque no piensan igual. Con éstas últimas, no hay manera de discutir y acercar posturas, pues se cierran en banda, y creen a pies juntillas que están en lo cierto siendo los mejores, y sin equivocarse nunca, si acaso son los demás, los errados.

Y qué no decir, con esos asignados,” Los que van con los de la feria y vuelven con los del mercado”, que cuando están contigo, te agasajan de cumplidos, contándote lo que menganito y fulanito dicen de ti. Para cuando te das la vuelta, hacer con el primero lo que han hecho contigo, comentandole, lo que has dicho de él, sin haberle mencionado sí quiera. Suelen azuzar que eres de lo peor, cuando en realidad eso es lo que ellos piensan, pero como son unos cobardes, lo ponen en labios de los demás, para así crear conflictos y malas situaciones, sin los interesados estar al tanto de ellas.

¡Cuánto daño, se puede hacer a otros.! Se puede matar y herir de muerte, a quien se calumnia y difama, sin apretar un gatillo.
Como nos creemos los mejores, siempre son los otros los que se equivocan, negándose en redondo a mirar nuestro comportamiento.Juzgamos y ponemos en boca de otros, lo que nunca han pensado. Pero como nos creemos infalibles y el ego nos empaña la visión, no tenemos reparos en juzgar , manipular y calumniar, sin pensar el daño que se pueda causar, todo con tal, de que nuestra soberbia no pierda un ápice.

Cuánto mejor sería ayudar y dejar de creernos el ombligo del mundo.