Mercedes G. Rojo en la VIII Feria del Llibru de Cabreira
La escritora presentará “Eva González Fernández. Garante de la tradición y de la lengua asturleonesa” el día 17 de agosto en Truchas
– ¿Quién fue Eva González Fernández?
Eva González Fernández fue una mujer nacida en Palacios del Sil, allá por 1918. Como la de tantas otras, su vida estuvo marcada por la “incivil” guerra española y todo lo que de la misma se derivó, circunstancia que, además de procurarle grandes sufrimientos, le impidió cumplir algunos de los sueños que tenía. No obstante, fue una mujer resiliente, que superó las adversidades y que supo hacerse a sí misma, consiguiendo sacar adelante a una familia de cinco hijos junto a su marido, cuyos pasos laborales siguió por toda España, mientras conservaba y cultivaba para ellos toda una amplia herencia de la tradición oral heredada de su madre y su abuela, además de ese lenguaje en el que ella se había criado, el pachuezo. Soñó con ser maestra y se tuvo que conformar con quedarse en modista, y avanzar por la senda del conocimiento de forma prácticamente autodidacta. Cuando, con alrededor de sesenta años, volvió a su tierra natal para quedarse en ella, ya para siempre, se volcó en un proceso de creación y recuperación de la palabra, de la suya y de la heredada, regalándonos una obra impresionante en muchos aspectos, una obra que aún podría haber sido más extensa si no se hubiera visto sorprendida por la enfermedad de Alzheimer, que hizo que su mente nos abandonara mucho antes de que lo hiciera su cuerpo. Gracias a ella se salvó un gran patrimonio etnográfico (incluido el uso de esta lengua materna) y dio comienzo una generación de autores de muchas edades que hoy siguen escribiendo en pachuezo. En resumidas cuentas: fue una mujer valiente, con gran espíritu de superación, que nos legó una impresionante obra tanto de creación como de recopilación; una de esas mujeres a quien hay que agradecerles ese legado callado que llevan conservando por generaciones para que no se pierda, pues forma parte de nuestro verdadero patrimonio cultural.
– ¿Cuál ha sido la génesis de “Eva González Fernández. Garante de la tradición y de la lengua asturleonesa”?
Este libro-homenaje es el cuarto de un proyecto más amplio que dio comienzo en 2018, como la rendida ofrenda de un grupo de escritoras y otras artistas leonesas a mujeres de nuestra cultura que supieron dejarnos un patrimonio importante y un espejo en el que mirarnos e inspirarnos. En la búsqueda de mujeres que, además de una lección de vida y de resistencia, nos habían dejado un legado literario me había encontrado hacía un tiempo con el caso de Eva González, sobre la que realicé un primer acercamiento a través de la sección que desde años llevo en el diario La Nueva Crónica destinado a visibilizar a las mujeres que anduvieron y andan los “Caminos artísticos leoneses en femenino”. Su obra y su vida me llamaron tanto la atención que tuve claro que habría de convertirse en una de nuestras protagonistas de marzo. Siguiendo la pauta de trabajo que siempre hago, tras una exhaustiva labor de documentación que siempre da lugar a la primera parte de estos libros, lancé una vez más la propuesta de participación a compañeras escritoras y artistas plásticas con una gran acogida por su parte, que es la génesis de lo que constituye la tercera parte del libro: el homenaje de las de hoy a las de entonces. La segunda parte, que consiste en acercarnos a su figura desde la perspectiva de diferentes personas que la conocieron o que conocen su obra surgió a partir de la invitación directa a varias personas con las que yo tenía contacto (incluido su hijo Roberto González-Quevedo) y a partir de ahí unos llevaron a otros. Y sobre la marcha se fue añadiendo la posibilidad de completar el libro con algunos textos aún inéditos e incluso con las grabaciones de algunos poemas que de ella guardaba su hijo (a través de la inclusión de un código QR) y que nos permite disfrutar no solo de su palabra escrita sino también de su propia voz.
– ¿Qué tipo de documentación ha llevado a cabo para el desarrollo de “Eva González Fernández. Garante de la tradición y de la lengua asturleonesa”?
He rastreado hemerotecas y bibliotecas (e incluso las redes) para recopilar todo lo que hay publicado sobre ella: sus propios libros, artículos, entrevistas, ponencias de estudio,… También me he puesto en contacto con algún miembro de su familia (especialmente con su hijo pequeño que viene a ser el garante de todo ese patrimonio) y a partir de ahí he tratado de integrarlo todo en un libro que he tratado de estructurar lo mejor posible, con una extensa y organizada relación del material consultado, para que quienes vengan detrás con ganas de seguir trabajando sobre ella tengan mucho más fácil este primer paso de acercamiento. A partir de ahí, las correspondientes investigaciones tendrán que continuar por otros derroteros.
– ¿Cómo cree que influyó la Guerra Civil Española en la vida de las mujeres?
Influyó mucho y en la mayoría de los casos muy negativamente. Como en todo guerra, al final, los grandes perjudicados (y a más largo plazo) son las mujeres y los niños, porque es posible que no pierdan la vida pero sí que esta se les vuelve mucho más difícil. En el caso de nuestra guerra civil, a muchas les tocó pagar por los “supuestos pecados” de sus maridos, sacar adelante solas a sus hijos en condiciones muy precarias, estar bajo sospecha y obligadas a plegarse a los caprichos de quienes ostentaban el poder. Y, sobre todo, en lo personal, la guerra supuso un paso atrás muy importante en todos esos pequeños avances que las mujeres habían conseguido con la llegada de la República: poder votar, más facilidades para poder conseguir una educación más igualitaria con los hombres, nuevos horizontes profesionales y de perspectivas. Todo eso se perdió de un plumazo y se volvieron a perder los derechos conseguidos. Si dicha realidad no hubiera sucedido, seguramente las mujeres españolas habrían conseguido muchos éxitos en todos los campos, tal como están haciendo ahora, y habrían conseguido mejorar considerable nuestra sociedad.
– Patsuezu y leonés ¿vidas paralelas?
Como en todas las lenguas consideradas como maternas, y que han pasado por la tesitura de haberse encontrado casi perdidas, hay mucha disparidad de criterios. En ambos casos, no son las únicas variantes sino que hay muchas más de una rama mucho más amplia: el astur-leonés, que se extiende por gran parte de la franja noroccidental de la península hasta Portugal, en la zona de Miranda do Douro (hay quien incluso considera el “extremeño” una variante de la lengua astur- leonesa, aunque tal vez deberíamos decir mejor “lenguas astur-leonesas”, por la amplia diversidad de variables que se dan). ¿Caminan o pueden caminar de forma paralela?, pues yo creo que es cuestión de empeños. El mirandés, por ejemplo, tiene rango cooficial junto al portugués, y en Asturias también se potencia mucho su presencia. En tierras leonesas creo que la realidad es muy diferente y mientras el pachuezo parece estar pasando por un momento muy dulce, con un buen número de autores que lo utilizan en sus creaciones literarias, algún programa de radio emitido desde Villablino y cursos frecuentes que tratan de revivir al menos su conocimiento en las escuelas, creo que en el resto de la provincia el proceso es bastante forzado, sobre todo en aquellas zonas en las que se perdió prácticamente del todo, dejando solo la reminiscencia de algunas palabras, frases o expresiones de las que solo nos hacemos conscientes que pertenecen al leonés cuando, saliendo fuera de nuestros lugares, no terminan de entendernos al usarlas.
– ¿Podemos considerar los calechos y filandones las “bibliotecas” que han mantenido viva la tradición oral de León?
En gran medida; antes de que se extendiera lo escrito, antes de que diversos estudiosos e instituciones se decidiesen a salvaguardar definitivamente ese inmenso patrimonio cultural, siempre a partir del conocimiento de quienes lo guardaban en su memoria, la única manera de transmitir todo esos saberes era por tradición oral, esa oralidad que en parte ha convertido al ser humano en lo que es y ha salvaguardado la idiosincrasia de los diferentes pueblos y culturas. En León parte de esta oralidad encontró su espacio en calechos y filandones, que pervivieron hasta hace muy pocas décadas, a pesar de la persecución que este tipo de reuniones tuvieron por parte de la iglesia ya desde mediados del siglo XVII, prohibiciones que en nuestra provincia no calaron y que hicieron que mucha de esa tradición oral se fuera transmitiendo de generación en generación sin perder su particular naturaleza. Y parte de la obra de Eva González nos da buena muestra de ello.
– ¿Futuros proyectos?
Muchos, unos me van empujando a otros, continuamente. Algunos de ellos aún están en mantillas y son solo un sueño en mi cabeza; de momento, ya encauzados y de los que se pueda hablar, la siguiente entrega de estos homenajes de marzo, que ya tiene nombre –el de Faustina Álvarez- y en el que ya he comenzado a trabajar, y un cuento que rescata una parte de la historia leonesa, con leyenda incluida, encaminado a potenciar un mayor y mejor conocimiento de los elementos diferenciadores de nuestra cultura leonesa entre la población escolar pero del que –de momento- no voy a contar nada más.