Mercedes G. Rojo en la IX Feria del Llibru de Cabreira
Este 11 de octubre tenemos a Mercedes G. Rojo con otra de sus obras en las que homenajea a mujeres leonesas extraordinarias
Mercedes G. Rojo tiene un objetivo: el dar a conocer las figuras de una serie de mujeres leonesas extraordinarias cuya labor en sus campos de trabajo fue extraordinaria. En esta ocasión, nos trae a Faustina Álvarez García (1874-1927) que se significó en la lucha por la igualdad en la educación siendo la primera inspectora de educación. Una mujer que, como cuenta la propia Mercedes, «creía firmemente en la educación pública». Una creencia que es el camino de la igualdad no sólo entre mujeres y hombres, sino entre personas independientemente de sus condiciones sociales o económicas.
– Este año presentas en la Feria la publicación en la que eres coordinadora, “Faustina Álvarez García”, una mujer que se significó en el campo de la educación. ¿Por qué es importante esta publicación y que va a encontrar el público en ella?
Es importante porque con ella tratamos de recuperar la importancia de una mujer como ella que luchó a brazo partido por mejorar en primer lugar la educación de las mujeres convencida que en manos de estas está el futuro de los “pueblos”, de las sociedades; en segundo lugar, lo hizo muy especialmente con respecto al medio lugar, que si hoy está mal ni te cuento en qué situación estaba hace un siglo; y también porque esa educación fuera permanente. Y lo hizo buscando siempre igualar las condiciones para que pudieran llegar a ella y convencida de que es la única estrategia que tenemos a nuestros alcance para que nuestros derechos no se violen continuamente. Creía firmemente en la educación pública y se posicionó siempre del lado de ellas, criticando poderosamente a quienes les ponían la zancadilla, les negaban medios y no se preocupaban por el buen estado de las escuelas a las que estas acudían. ¿Nos suenan algunas situaciones? Vamos que lo hizo hace un siglo y podría seguir haciéndolo ahora mismo si volviera a la vida.
En el libro el público lector se va a encontrar una amena biografía de la protagonista en la que se desvelan muchas incógnitas y malentendidos existentes hasta ahora con la que tratamos, entre otras cosas, de quitarle esa etiqueta con la que en muchos ámbitos se la conocía hasta ahora, la de “madre de Alejandro Casona”. Vamos a encontrar también algunos de sus escritos, y la referencia a muchos otros a los que acudir si queremos seguir ahondando sobre ella; distintos puntos de vista de algunos autores que se acercan a ella desde distintas perspectivas; el homenaje literario de un buen número de escritoras que se acercan a ella y su legado desde su propia perspectiva y algunos anexos que abordan determinadas curiosidades que vienen a completar su perfil. Vamos, como dice una de las homenajeantes, una “píldora” de Faustina, que nos hará descubrir a una mujer apasionada y con un increíble espíritu de superación, adelantada a su tiempo y capaz de ilusionar y convencer a las mujeres de hoy en día; y también de sorprender y enamorar (en el sentido más profesional de la palabra) a muchos hombres.
– Una cuestión que es cíclica en todas las obras de esta colección es la figura de estas mujeres como adalid del feminismo, un feminismo que hoy en día se enfoca de otra manera. ¿Cómo lo describirías tú en la época de Faustina Álvarez?
En lo básico sigue siendo lo mismo. No creo que ella lo llamara de esta manera pero su lucha era lograr la igualdad de derechos de las mujeres, con los hombres, y también en la relación entorno rural-entorno humano. Derecho a una educación digna, derecho a una economía que les permitiese no depender estructuralmente de los hombres, derecho a pensar y sentir por si mismas…, en fin, más de lo mismo aunque en aquel entonces (en lo referido a España) las cosas eran más complicadas. Y sin embargo, ¡ojo!, que a base de utilizar las redes sociales por las que continuamente nos están llegando determinadas ideologías, parece que caminamos hacia un brutal involucionismo capaz de destruir el resultado de lucha firme y callada (o no tanto, lo de callada digo) de mujeres como ella.
– Una de las cuestiones que abordó Faustina Álvarez es la inspección educativa de cara a mejorar las condiciones de las niñas de la época para acceder a una educación de calidad. ¿Crees que algunas de las deficiencias detectadas por Faustina todavía siguen vigentes hoy en día?
Totalmente, y no solo en el medio rural, también en las ciudades. Muchas deficiencias tenían que ver con el mantenimiento de las infraestructuras en las que se imparte la educación. Y en muchas comunidades, se está viendo un total abandono de las mismas, especialmente en lo referido a la Educación Pública. No se invierte en ella lo suficiente y continuamente se derivan los fondos que se debían destinar a la misma a la concertada, que no digo que haya que eliminarla, pero la prioridad debe ser la pública, la única capaz de acoger a todo el mundo sin restricciones ideológicas, y en muchas ocasiones la están convirtiendo en auténticos guetos. Y mira que tenemos buenísimos profesionales, haciendo cosas maravillosas por su alumnado (que siempre redundan en la sociedad que les acoge) y de los que se sabe muy poco y a los que en muchas ocasiones se les ata de pies y manos para que sigan por esas líneas de trabajo que tan buenos resultados dan. Ya se sabe, la buena educación es capaz de educar hombres y mujeres de futuro con capacidad crítica. Y eso es algo que a muchos gobiernos partidistas no interesa.
– ¿Cómo es coordinar una obra en la que los escritos y documentos son de naturaleza tan diversa? ¿Cómo se llega a desarrollar un hilo conductor para dar uniformidad a la obra?
Cuando me planteo la obra el hilo conductor ya está ahí, pues surge de un acercamiento previo por mi parte que me permite trazar las líneas sobre las que quiero circular. Y luego la estructura de los libros siempre es la misma: una carta-prólogo para manifestarme sobre los objetivos que nos acercan al personaje, una primera parte de investigación bio-bibliográfica que trata de poner de manifiesto todo lo que pueda ser relevante para su conocimiento; una segunda parte, a la que yo llamo “acercamiento sentimental” porque en ella participan firma que nos muestran al personaje, o aspectos relacionados con el mismo, desde diferentes puntos de vista; y por último el homenaje literario en el que participan las autoras de hoy, con sus propios escritos pero siempre inspirados en la vida y obra de la mujer que nos reúne a todas.
En cualquier caso, el proceso es siempre complicado porque son muchos aspectos los que hay que aunar para darle al personaje toda la dimensión que se le quiere dar y conseguir un libro atractivo y que te deje con ganas de saber más sobre la mujer que lo protagoniza y sus circunstancias. Piensa que entre unas cosas y otras, la participación suele reunir alrededor de medio centenar de firmas, cada vez.
– ¿Seguirás coordinando más libros de esta colección y sacando a la luz perfiles de mujeres pioneras que son desconocidas para el gran público?
Eso espero, aunque es una tarea que cada vez se hace más ardua. Para ello necesito contar con el apoyo económico que me permita sacar adelante el proyecto y cada vez cuesta más trabajo. Es algo siempre deficitario.
Pero es necesario hacerlo; en nuestra provincia contamos con mujeres muy interesantes que hicieron importantes aportaciones a nuestra sociedad y de las que nadie (o casi nadie) habla, más allá de unas pocas líneas que en muchas ocasiones se copian unas a otras. Es preciso rescatarlas para aprender de ellas, y también porque formaron parte de nuestra historia y contribuyeron a hacer avanzar una sociedad por la que no solo transitaban los hombres. Frente a lo que tantas veces algunos de ellos me han comentado: “ellas sí estaban ahí, ellas sí sabían y ellas sí que aportaron –también- los mimbres necesarios para hacer evolucionar una sociedad, su sociedad, desde el día a día”. Y es preciso que se las conozca y reconozca.
Esa es la tarea que me he marcado con esta colección pero, sobre todo, con las actividades que semana tras semana realizo por tantos lugares en torno a ellas.
– Eres una mujer polifacética: escritora para público adulto e infantil, prensa, editora, investigadora y divulgadora… ¿con qué facetas te identificas más profesionalmente?
Cada una tiene su momento. En realidad soy un poco la mezcla de todas ellas, y no sé si unas la consecuencia de las otras. Por ejemplo, mis libros más infantiles, el último de los cuales (El arca peregrina de San José) lleva apenas unos meses en el mercado, en realidad son proyectos intergeneracionales pensados como libros para compartir y en los que trato de reflejar todo lo aprendido en mi recorrido por nuestra historia, mucha de la cual me ha llegado de recorrer los pueblos con actividades para sus gentes. Seguramente ahora el público en general me conoce más por mi faceta como investigadora a través de este proyecto de mujeres al que le he dado un nombre común (Rescatar la memoria. Proyecto literario en torno a grandes mujeres del siglo XX), pero tengo una faceta creadora muy importante, aunque de la misma la que más públicamente haya mostrado sea la volcada en esos proyectos infantiles.
– Por último, ¿te identificas en algún aspecto con la figura de Faustina Álvarez?
Quizá en mi creencia de que la educación es una fuerza capaz de hacer cambiar el mundo y que si esa fuerza viene de las mujeres es aún mucho mayor. También en la especial debilidad que tengo porque educación y cultura estén presentes en el medio rural. Llevo años trabajando desde esa premisa, yendo a pueblos donde nadie quería ir a impartir charlas, talleres… Yo les he dejado mi granito de arena y sus gentes me aportado a mí un aprendizaje grandísimo. He disfrutado y aprendido muchísimo, aspectos que he tratado de devolverles a ellos (especialmente a ellas). Y en el dolor y la rabia que siento cuando quienes deberían poner todo de su parte para que la educación y la cultura lleguen hasta los rincones más pequeños, no lo hacen, y no solo es que no lo hagan sino que además ponen palos en las ruedas de quienes sí luchan por hacerlo.