Isaac Nuñez, una vida dedicada a ayudar a los más vulnerables
Entrevistamos al cabreirés que lucho en los años más duros de la heroína y la drogradicción, sacando a un gran número de personas de ese abismo
Nacido en San Pedro de Trones en plena posguerra, Isaac Nuñez ha dedicado toda su vida a la solidaridad y a proteger al necesitado. Desde sus comienzos como sacerdote de varias parroquias leonesas, ha sido uno de los principales impulsores en España de los programas de rehabilitación de drogodependencias con el Proyecto Hombre.
En la actualidad realiza su labor pastoral como misionero atendiendo a las comunidades indígenas de Bolivia, donde continúa desarrollando un importante trabajo social y de beneficio a la comunidad.
Recientemente también ha sido nominado como candidato al premio Princesa de Asturias, del que con gran humildad dice no sentirse merecedor.
– ¿Qué recuerdos tiene de su infancia en San Pedro de Trones?
Eramos una familia pobre, en la que sí se satisfacían las necesidades elementales. Mi padre era sastre y trabajaba las tierras, las huertas… y yo desde muy pequeño “trabajaba” también con gusto. Un pueblo masivamente religioso y practicante. Yo “mamé” la fe en la casa y en la iglesia. La gente, muy colaboradora. En la escuela yo me aplicaba bien; me gustaba mucho leer. A los 11 años me interné en un Seminario, y solo volvía al pueblo un mes en el verano.
– ¿Y de su etapa como sacerdote en Pombriego, recuerda alguna anécdota o hecho reseñable en alguno de los pueblos que frecuentaba?
La gente de Pombriego era muy divertida, abierta y “politizada” en línea “republicana” (no franquista), en general. En una ronda en vísperas de la fiesta de San Antonio, casi me llevan en andas. Iba con los jóvenes a las fiestas del entorno. Una señora, en Sotillo, anciana, me dijo con gran tranquilidad: “Que el Señor me lleve ya; ¿qué hago aquí?”. Pero, excepto en el verano, había poca gente y yo me aburría; por eso pedí cambio de parroquia después de seis años.
– Usted fue el precursor de la asociación Proyecto Hombre en León en los años más duros de la heroína y la drogadicción, ¿qué balance saca de todo el trabajo realizado durante aquellos años?
En los años 80 cundió la moda de la heroína, que afectó a muchas personas –jovenes y menos jóvenes- de todos los niveles sociales, con unos efectos de destrucción profunda de la persona y de sus relaciones familiares y sociales (delincuencia), acompañada del SIDA –entonces mortal-. Hacia 1982-83 eramos testigos en Bembibre de jóvenes heroinomanos muy afectados. Una religiosa del Niño Jesús, Yolanda, y yo, nos preocupamos y abrimos un servicio que resulto fallido. Nos enteramos de la próxima apertura de un programa en Madrid, procedente de Roma, el Progetto Uomo (Proyecto Hombre). Con la aprobación del Obispado de Astorga fuimos a prepararnos a Roma un equipo de cinco personas. Al regreso, a comienzos de 1984, nos dicen en Astorga que el Proyecto sería inviable economicamente para la diócesis (de tres fases con sus instalaciones. i, C. Terapeutica y Reinsercion Social). Insistimos y conseguimos el VB° del Obispado. Yo lo encomendaba al Señor con gran fe y libertad. Tenia la certidumbre de que no nos faltarían los medios económicos necesarios. Y así fue. Enseguida “reclamamos” apoyos económicos del Ayuntamiento de Ponferrada, de Bembibre, de la Diputación Provincial y del Comisionado de la Droga de Castilla y Leon. Comenzamos con la Acogida en Cubillos del Sil, pasando a la CT en Santibañez del Toral (Bembibre) y la Reinsercion Social en Fuentes Nuevas; luego se concentró la Acogida y la Reinsercion Social en Fuentes Nuevas –junto al Hospital del Bierzo-. Abrimos Acogida y Reinsercion Social en Leon capital. Llegamos a conformar un equipo de unos 20 terapeutas, con unos 200 residentes en rehabilitación. De los que comenzaban el programa, lo finalizaban el 40% y de estos se mantenía libre de drogas el 80%. Fue una labor muy satisfactoria, muy humana (y evangelica) y muy extenuante a la vez. Sería largo contar más cosas, muy buenas.
– Ante la aparición de nuevas drogas y adicciones que a priori no ocasionan una degradación física tan aparente como la que producía la heroína ¿cree que no deberíamos bajar la guardia e incluso prestarle más atención?
Las adicciones son la manifestación de una sociedad muy materialista, consumista, hedonista, individualista… Deciamos: “el problema no es la droga, el problema es la persona”. Y no un problema meramente individual, sino social: un tipo de sociedad como la nuestra genera necesidades de evasión y de sucedáneos de felicidad (cuando no se encuentra satisfacción profunda en sí mismo y en la comunicación afectiva y efectiva –comenzando por la propia familia). Sigue altamente presente el consumo de cocaína (Barcelona, la ciudad de Europa con mayor consumo) y otros estimulantes, algunos sucedáneos de la heroína, las ludopatías y la adicción a celulares-redes sociales, además del omnipresente alcohol. El problema ha cambiado en la forma, pero sigue tan grave en el fondo
– Tras ejercer su militancia en la Hermandad Obrera de Acción Católica de la Diócesis de Astorga actualmente desarrolla su labor pastoral como misionero en Bolivia, en una zona de montaña rural donde ayuda especialmente a la formación de las mujeres y jóvenes, la atención económica, familiar y de salud. Aunque la situación rural de España es diferente a la boliviana, Cabrera también pasó por un periodo de precariedad y de economía de subsistencia, aunque su mayor problema actual es la despoblación y el envejecimiento de la población de los pueblos. ¿Cómo ve a la Cabrera de hoy en día y qué soluciones propondría basándose en su experiencia de trabajo social en zonas rurales para atajar esta situación?
Creo que todas las poblaciones tienen derecho a disponer de todos los medios (laborales, educativos, sanitarios, MC, accesos, culturales…) que dispone la ciudad. Tambien es necesario que las comunidades rurales valoren de verdad la realidad de sus comunidades. Hay pueblos que disponen de trabajo en el mismo pueblo, pero prefieren vivir en los nucleos urbanos como Ponferrada, O Barco… (no lo entiendo). Disponiendo de los medios para una vida digna (en todos los aspectos), me parece mucho más sana, más tranquila, más comunicativa y solidaria, la vida en los pueblos. Las comunicaciones: cómo es posible que no haya mejores accesos desde Ponferrada a La Cabrera, con el potencial industrial, económico que ha tenido y tiene toda la comarca. Es necesario que tanto la gente (vecinos) como las instituciones tomen conciencia de esta potencialidad de La Cabrera y se abra un proceso de dialogo, debate y planificación en las comunidades y en las instituciones (conjuntamente) para responder a las necesidades de las zonas “vacías”. Preservar la naturaleza: ¡qué pasa con las escombreras, la ocupación y destrucción de zonas ecológicas, riachuelos…! -me parece que ha habido una gran desidia y falta de sensibilidad por parte de todos-. Creo que La Cabrera tiene una gran potencialidad de futuro, desde Puente Domingo Florez al lago de La Baña. Toda la montaña es un filón de pizarra, me parece. La arquitectura cabreiresa, con sus casas de piedra-pizarra-madera («corredores») son muy bellas. El río Cabrera, limpio, es hermoso y con buena pesca. El paisaje, bello. Y el lago de La Baña. Los canales romanos hacia Las Médulas. Su lenguaje dialectal… Por lo tanto, animo a todos los cabreireses a valorar y ser creativos en el desarrollo de toda la riqueza orografica, industrial y cultural de la region; trabajar por lograr unas comunicaciones dignas; dotarse de todos los servicios sociales y… mantener una residencia permanente o periodica en las distintas poblaciones.
– Para finalizar, ¿cómo se sintió, al ser nominado, para el premio Princesa de Asturias?
Realmente, creo que yo «no reuno las condiciones» para que me sea otorgado el premio. Sí es verdad que hicimos una gran labor con Proyecto Hombre especialmente, pero fue una labor localizada en el Bierzo, León… No me considero un «personaje» digno de tal premio. Así se lo he comentado a quienes están promoviendo ese reconocimiento. De todos modos, me preocupa poco este tema. Estando aquí, hay muchas necesidades y actividades que requieren mi disponibilidad y dedicacion.