El seranu

El adiós

Como cada día, unos llegan y otros se van, así es el paso del tiempo, la trayectoria de toda una vida. Todas las pérdidas son dolorosas, pero mucho más para quien las sufre en primera persona.

Hace unos días, esos previos a la primavera, parece que es en ese intervalo, cuando se van más personas, tal vez el cambio de estación o que tenemos el día marcado, pero a mí personalmente me ha impactado bastante. En tan solo tres días, se fueron de la vida cuatro personas con las que conviví bastante.

Por orden, primero Salvador de Yeres, una persona entrañable y muy especial, con el que nunca te aburrías, su ingenuidad y nobleza le hacían único. Siempre buscando con quien bailar, en las fiestas de la comarca a las que acudía. Muchos le vamos a echar de menos, a pesar que ahora ya se le veía poco.

Y sin terminar de darle el adios a él, ese mismo día fallecía Lali la de Sigueya, cuando esperaba que el trasplante le permitiese vivir un poco más, se fue dejando en primer lugar a su familia destrozada, pues era el vínculo que hacía de unión entre todos ellos. Ella, cuando acudía a eventos, fiestas, o donde fuese, su preciosa sonrisa, iluminaba y alegraba a todos con los que coincidía. Dicharachera y alegre a su lado no había tristezas. Una persona que amaba y adoraba su tierra.

Después de su funeral era Veva, (Genoveva) la de Casayo, un encanto de persona. Aunque desde unos cuantos años residía en Ponferrada. Su saber estar, su paciencia y un mundo interior maravilloso, hacía que a su lado el tiempo volase, deseando contar con su compañía de nuevo. Con poco más de cincuenta años, se fue dejando a su hijo adolescente sin poder prodigarle su cariño.

Y sin dar el último adiós a Veva, nos enteramos que Paco el de Pombriego, el que parecía estar siempre serio, pero era solo para imponer respeto, el que tantos años condujo el autobús al Puente, llevando los niños y recogiéndoles de nuevo, nos dejaba también, sin poder disfrutar de unos años de merecida jubilación, sufriendo una dura enfermedad.

Todos, han sido únicos y especiales para algunas personas, sobre todo para sus familiares.
Se han ido, como todos tendremos que irnos cuando sea nuestra hora, se les echa de menos, sobre todo los más cercanos, pero hay que seguir en la vida y afrontar lo que llegue, aunque a veces no se sepa cómo.

Cada día unos nacen y otros mueren eso es parte de lo que llamamos vida y cuando toca directamente es muy difícil gestionar las emociones y salir indemne de tal fin.
Hoy son ellos, estos nombres en concreto, pero en cada momento habrá otros, que sean o seamos los protagonistas, aunque no se mencionen, seguro que alguien se acordará de los que han sido importantes en sus vidas, y aunque no se haga mención a su persona, en el corazón están presentes.

Al igual que a Salvador, Lali, Veva y Paco, siempre habrá alguien que se acuerde de los que compartieron su vida. Para todos nuestro recuerdo y que Luz que transmitían ilumine su camino.

Gracias por haber compartido vuestra vida.