El seranu

Si necesitan ayuda, que la pidan.

La frase hizo cumbre en la Historia Universal de la Infamia, mientras los coches eran arrastrados por la riada con sus ocupantes dentro hacia una muerte inmediata. Pronunciada por un alto mandatario, da idea de su nulo compromiso con la gente que lo eligió y a quien se debe. En la distancia vacacional de su Palacio de verano, supongo que vería por la televisión como las llamas terribles avanzaban en 200 frentes calcinando las áreas más bellas, menos protegidas y más “vaciadas” del país. En su sobremesa indolente, bien podría, contagiado por el gusto musical de sus parientes, probar unos lances de arpa para emular en vileza a Nerón.

“Este agosto está sendo moi complicado” dijo imperturbable el máximo dirigente de Galicia, mientras ardía por los cuatro costados su Comunidad, sus bienes, su riqueza y su Naturaleza y mientras sus gentes escapaban del fuego con lo puesto. Por su parte, el mandatario leonés defendía sin empacho su derecho a una comilona en medio de una orgía macabra de fuegos, con la población aterrorizada y desalojada por peligro de muerte.

Por la suya, un ministro, con la empatía del cemento dice que “la cosa por ahí está calentita”. Y dice de sí que no conoce lo que es dignidad mientras se cortan autovías, carreteras y trenes de su país no pueden circular por los fuegos y provincias enteras soportan el aire irrespirable por semanas, ofuscado por el humo. En otra autonomía, su presidente considera sagradas sus vacaciones mientras el fuego arrasa parajes de enorme riqueza paisajística y turística.

Hay ministro del interior, con la toga ensopada de las fecales del incumplimiento, que en nada le afecta los miles de incendios provocados -¡crímenes manifiestos!- ni los inenarrables daños ecológicos, ni los inconmensurables daños económicos, ni los muertos ni los quemados. Gracias por su irresponsabilidad, por su parte de culpa, por su falta de previsión, por no detener o neutralizar o negociar con los autores, por su inacción. Es 23 de agosto ¿le parecerá bien no haber comunicado todavía la identidad de las mafias incendiarias y su plan para eliminarlas?

¿Y habrá alguna responsabilidad en algún engolado ministro de justicia, que puede ver a su país avergonzado y bajo el terror de los atentados reiterados e impunes de los incendios provocados? ¿Y habrá algo que debiera hacer el Ministerio de Transición Ecológica ante esta catástrofe sin parangón justo en sus competencias, por no anticiparse, por ignorar la realidad de una labor incendiaria que se repite año tras año, sistemática, meticulosa y continuada, que de esta vez ha batido dimensiones de escándalo?

Desde el ministerio de defensa también se ponen de perfil, diciendo que -excepto la UME- en el ejército no están para apagar incendios, ante la desesperada súplica de ayuda por parte de todos. ¿Cómo es posible esta actitud, en una situación lo más parecido a una guerra de fuego, desdiciendo incluso la promesa de apoyo del propio presidente?

En general, el numeroso consejo de ministras y ministros, ha demostrado su distancia y su inutilidad. Las consejerías competentes de las Comunidades han visto con serenidad el desastre, con perímetros monstruosos, como el del macizo oriental de orense, que superaba esta semana los 160 km de cordón de fuego. Las numerosos organismos existentes para previsión de incendios: direcciones generales, fiscalías al efecto, Seprona, guarderías forestales, policías autonómicas, etc, etc, han visto como eran desbordados y humillados.

A buenas horas, estos días -¡alabado sea Dios!- el presidente del Gobierno visita los lugares más quemados. Son visitas cargadas de mal rollo, distantes, vacías de afectación. Supongo que será para comprobar que están suficientemente calcinados paisajes, haciendas, ganados y viviendas. ¡A buenas horas! Ha evitado aquello de “Tranquilos, yo estoy bien” y lo de, siendo las 5, “todavía no he comido”. Pero no quiso dejar oportunidad para la mofa culpando de todo, sin rubor, al “cambio climático”. ¿Si? ¿El “cambio climático” produce de noche cordones de focos de incendios en las sierras? Ministros desdicen sus promesas, se toman por vacías sus medidas, es abroncado. Se muestra como enfadado por tener que estar allí. Se va rápido.

A estas alturas, con frentes de kilómetros avanzando sin control, devastándolo todo, las Administraciones obligadas por sus competencias se dedican torpemente a intentar apagar fuegos y a rogar por la lluvia. Mientras, es alimentando el negocio macabro de la extinción, desmesurado, multimillonario, susceptible de todo tipo de amaños, contratos de emergencia, mordidas y comisiones. No están ni se las espera para combatir y neutralizar a las mafias incendiarias. Ni siquiera para negociar con ellas otros modos de negocio. Ni para imponer un cambio en el “Objeto” de los contratos, que aunque mantengan las cifras contratadas a pagar, se vean penalizados con severidad por la aparición de fuegos, por Has. quemadas o por el número de focos.

Los partidos políticos, desde Vox, el PP, el PSOE, los nacionalistas y hasta el último reducto comunista, exhiben una seriedad inútil, de cara de palo, desviando el foco del asunto y yéndose al combate político. Nada se puede esperar de su charlatanería hueca y de su impostura incómoda e interesada.

A la sociedad civil, desengañada con pruebas de sobra de la distancia e hipocresía de muchos responsables, solo le queda la implicación y una autodefensa en todos los frentes posibles. Ha de surgir de abajo hacia arriba organización para vigilancia, control de accesos, patrullas, cámaras, drones, … Exigencia de acciones eficaces y de responsabilidades-incluso vía judicial-, manifestaciones, protestas firmes, solicitudes de dimisión, denuncias por incompetencia ante los medios, denuncias al Defensor del Pueblo, … todo se ha de ensayar.

Ya sabemos que queman la España condenada, la “vaciada”, los “territorios de sacrificio”, que hay pocos jóvenes, que la fuerza es escasa. La única esperanza es recordar que somos españoles, que hemos heredado una España que estamos obligados a defender, por nosotros y por nuestros niños, que merecen un futuro digno y un patrimonio conservado. Recordar que todavía tenemos el coraje de maldecir y de odiar a nuestros enemigos y, en nuestra alma, el impulso de defendernos y combatir a quienes nos agreden y nos matan.

A esta hora, de los tantos que debieran, no ha dimitido nadie. Ninguno ha sido cesado. Repudiemos para siempre el incumplimiento, la incompetencia y el engaño. No aceptemos un “Este Agosto es muy complicado” nunca más. No aceptemos un “Si necesitan ayuda, que la pidan” nunca más. Enfrentémonos, exijamos los servicios que nos deben y las soluciones pertinentes con anticipación, tal como están obligados.

Olimpio M. Pérez Castro


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