Volver
Y con la llegada del verano y como todos los años bajábamos con gran ilusión aquellas pesadas maletas del altillo para limpiarles el polvo que en ellas se había depositado después del paso de doce largos meses.
Abrirlas significaba tanto.. significaba empezar a preparar el viaje, las tan merecidas y ansiadas vacaciones después de un año lleno de sacrificios en aquel país de acogida, donde transcurría nuestra vida cotidiana aun a sabiendas de que nuestro corazón se hallase siempre en España, en nuestros pueblos.
Subirse a aquel tren en la gare du nord y empezar a recorrer aquel largo viaje de retorno era tan emocionante que no se puede expresar con palabras.
Vagones llenos de ilusión, de sensaciones, de alegría y de emociones que se reflejaba en nuestros semblantes, en nuestras vidas, cada una con una historia detrás y cada una con un destino por delante.
Largas horas de viaje, estaciones, trasbordos, pueblos, ciudades que iban quedando atras a través de los grandes ventanales y que nos acercaban poco a poco a nuestro destino a nuestra raíz a nuestra Cabrera querida.
Maletas cargadas a la ida y también cargadas a la vuelta.
Y todo por volver… volver a los medeiros de hierba, volver a los ríos y a las fuentes, volver a llenar las casas y las mesas, volver al sol y a las noches estrelladas, volver a los rebaños y al olor a tierra mojada, volver a las fiestas y a las verbenas, volver a la sierra y volver a los reencuentros.