Las musas
Hay momentos que las musas, como dice la canción, se van de vacaciones.
Se está delante de un folio en blanco, o en la pantalla de un dispositivo electrónico, y las palabras, por más que se intente no salen. El cerebro no puede o no quiere procesar, lo que ardientemente deseas plasmar.Se intenta por activa o por pasiva, y las vocablos se escurren como un pez en el agua, imposible de formar una palabra, mucho menos de escribir un solo renglón coherente, y todavía peor, un pequeño texto.
Esas musas cuando deciden estar activas, no dejan la mente parar ni descansar un segundo, incluso en los duermevelas, están hostigando al cerebro a que se ponga las pilas, y empiece de nuevo a procesar.
Pero si deciden irse, por más que se intente, la elocuencia que es característica de cada persona, se queda en stand-by, y por más que se incite, sigue a su bola pasando de todo.
En otros momentos, incluso inoportunos, aguijonea sin cesar a la mente, colapsando en segundos, con tanta inspiración.
Es inútil, intentar escribir o hablar un texto fluido, si la inspiración está ausente, nada será como en esos momentos que las musas están de su parte. Si deciden que es tiempo de dejarse ver, en breves minutos, se puede preparar una oratoria amena, que dure bastante, haciendo que el oyente esté presente e incluso, sea actor de la representación.
Al contrario, cuando se van y están ausentes, si algo se tiene que representar, por que se ha pedido, el actor o el artista, no engancha con la audiencia, haciendo que la obra o el discurso, sea tedioso y aburrido, no sabiendo el narrador de lo expuesto por donde salir.
Si deciden aparecer, en un solo momento llenan de ideas, a la mente más apagada, poniendo patas arriba, formas,modos, creencias y comportamientos que hace unos momentos eran los más adecuados.
Por eso hay que aprovechar siempre el momento oportuno, en el segundo justo.