La vaqueira de la sierra de Vianzola (3ª parte)
Una vez la condesa estuvo recuperada, cómo digo en el capítulo anterior, emprendió el camino hacia su casa, el bebé recién nacido tuvo que cruzar el río en Villadepalos igual que todos los demás, aunque me supongo que algún mantito de fina lana le habrían hecho llegar.
Bien, los vecinos de las Médulas se encontraron con un regalo demasiado grande para ellos, pues era un pueblo de dos o tres barrios muy humildes, nada que ver con el pueblo que es ahora…, entonces tuvieron una reunión y decidieron cederle la mitad de los derechos de pastoreo al pueblo de Yeres, dado que ellos solos no hacían una vacada suficiente para que dos hombres fueran a cuidarlas a la sierra de vianzola y, así bajo documento firmado entré la junta de ambos pueblos, heredamos la mitad. Los pastoreos van desde el mes de Abril o Mayo, según viniera el invierno.Hasta el mes de septiembre, que había que dejarlos libres porque llegaba el tiempo de los trashumantes, que venían de Extremadura, por la cañada real, sabéis que le habían cerrado el paso y se la han tenido que volver a abrir por el medio de la Castellana que es por dónde pasaban desde siempre.
Los trashumantes extremeños venían todos los años, pasaban por Yeres con sus rebaños enormes, recuerdo que que venían dos hermanos uno delante y otro detrás con unos cuantos perros, a mí me hacía mucha ilusión, pero a mí padre no tanto, porque nos deshacía todas las paredes y después teníamos que volver a arreglarlo hasta el año próximo, hacían una polvareda tremenda, nos entraban en las huertas eran rebaños de ovejas y cabras que podían ser cuatro o cinco mil.
Al final llegaban haciendo el camino hasta la sierra de vianzola, allí en lo alto del pedroso están los restos de los corrales que ellos hicieron todos rodeados de enormes piedras, y si os preguntáis el por qué en todo lo alto, pues era para proteger el ganado de los lobos, porque tenían que subir siempre, para atacar y les era muy difícil acceder a los corrales. Los marineros, estaban hasta comienzo del invierno duro, para volver a su tierra era muy raro que pasarán otra vez por Yeres, se iban por la parte de Zamora. Después de bastantes años dejaron de venir, y el motivo exacto no lo sé, pero me supongo que los pastos los tenían en arrendamiento y los señores de la aristocracia berciana se los quitarían, igual que quisieron quitar los nuestros pero como os dije los tenemos en propiedad vitalicia.
Una vez hecho el acuerdo entre los dos pueblos el de Médula y Yeres, todos los años al terminar la recogida de las castañas se juntaban en el rañadeiro, (una fiesta para mí de pequeña porque acompañaba a mi padre) a la subasta de la sierra, el que más dinero diera de acuerdo con otro compañero, (siempre eran dos para poder hacer relevo a los quince días) se quedaba con el cargo de vaqueiro, y así llegado el momento subíamos las vacas y allí estaban hasta que las íbamos a buscar para hacer la acarrexa del pan, es decir del trigo y centeno, no íbamos todos, algunos traíamos las vacas de nuestro vecino y después iba él a subirlas, cuando terminamos de hacer la majas del trigo y llegaba el día de tener que bajarlas, yo estaba deseando ver a mis queridas compañeras de las tardes, pues al venir de la escuela era nuestro oficio y yo las quería mucho y siempre teníamos el temor de que les pasara algo, pues había sitios un poco peligrosos, por encima de la mallada hay riscos de rocas,y en el arroyo de Cancibreiros también, en alguna ocasión se despeñó alguna.
También las tormentas eran muy peligrosas en los últimos años cayó un rayo y mató a un par de ellas y un vecino mío tenía dos una era preciosa y cuando fue a buscarlas sólo encuentro una, la otra volvió al día siguiente y la encontró muerta y los carroñeros ya había hecho de las suyas, lloramos él y yo también.