La Junta tumba el proyecto de la minicentral hidroeléctrica en el río Cabrera por su severo impacto ambiental
La Consejería de Medio Ambiente rechaza la infraestructura por afectar de lleno al ecosistema fluvial y los montes comunales, entre otras duras críticas al proyecto
La Junta de Castilla y León ha cerrado el grifo: deniega la construcción de una polémica minicentral hidroeléctrica a escasos 200 metros de un pueblo de la comarca leonesa de la Cabrera por por su severo impacto ambiental en el principal río de esta zona.
Así lo ha decidido la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, tras emitir una declaración de impacto ambiental desfavorable para el proyecto llamado ‘Salto de Losadilla’, promovido por el ingeniero leonés Ángel Jesús Luis Piensos en el río Cabrera, dentro del término municipal de Encinedo.
La resolución, que hoy publica el Boletín Oficial de Castilla y León (BOCyL), concluye que la iniciativa resultaría “ambientalmente inviable” por los efectos negativos que generaría sobre los ecosistemas fluviales y el monte de utilidad pública afectado. Una decisión que hace que este proyecto, que sumaba un presupuesto previsto de 2,1 millones de euros para su construcción en el río Cabrera y sobre el arroyo de Pedro, a unos 200 metros del pueblo de Losadilla, se vaya a quedar finalmente en un intento que no se materializará.
Un proyecto de 1,5 mevatatios y fuerte contestación social
La central hidroeléctrica se diseñó en el río Cabrera y el arroyo Pedro con la ejecución de dos azudes de un metro de altura y una tubería enterrada de 1,4 kilómetros, con el fin de aprovechar un salto bruto de 32 metros para producir 3,6 GWh anuales y con una potencia instalada de 1,5 megavatios (1.513 kW), afectando a terrenos comunales catalogados como monte de utilidad pública.
Desde que se conoció la propuesta, asociaciones y vecinos de Cabrera y Bierzo Alto alertaron sobre su impacto. Meses después, plataformas como Cabrera Natural, Cabrera Despierta, Bierzo Aire Limpio, SEO/BirdLife o Tyto Alba presentaron alegaciones, sumando más de 300 firmas en contra, al considerar que el proyecto “hipotecaba la salud del río y el futuro de la comarca”. Denunciaban que suponía “un grave deterioro de las masas de agua y del ecosistema fluvial”, afectando especies protegidas y la conectividad del cauce, además de estar «en contradicción con los objetivos de la UE sobre biodiversidad».
Las causas oficiales del rechazo
Ahora, el dictamen ambiental oficial de la Junta resalta que el proyecto, de haberse puesto en marcha en las condiciones diseñadas, habría causado “una alteración significativa en la continuidad longitudinal del río”, obstaculizando el movimiento de fauna acuática y la dinámica sedimentaria natural. Además, se detecta afección a hábitats de interés comunitario -como bosques aluviales y robledales galaico-portugueses- y a flora protegida (entre ellas Scrophularia herminii), así como a especies en peligro como el oso pardo o el desmán ibérico, presentes en la zona de influencia.
La Junta también advierte que la construcción de nuevos azudes incrementaría la fragmentación ecológica en un río en el que ya existen diferentes barreras, lo que contradice la Estrategia Nacional para la Restauración de Ríos 2023-2030, orientada a la renaturalización y eliminación de obstáculos. Además, se considera incompatible con los objetivos del Plan Hidrológico Miño-Sil, que obliga a proteger el estado ecológico del río Cabrera, actualmente clasificado como “moderado”.
Un modelo en entredicho
Pero además, el informe autonómico, muy crítico con este proyecto y su diseño, apunta también a la escasa rentabilidad técnica y ambiental de este tipo de proyectos frente a otras renovables no invasivas: “El desarrollo tecnológico actual permite generar energía renovable fuera de los cauces de manera mucho más eficiente y favorable desde el punto de vista ambiental”, recoge en un momento del dictamen.