Intelectuales y profesionales respaldan un manifiesto de apoyo a la autonomía para la Región Leonesa
Los firmantes lamentan el «abandono socioeconómico e institucional del territorio leonés» en un marco autonómico con resultados «dramáticos»
El movimiento político favorable a la creación de una autonomía para la Región Leonesa ya ha encontrado eco en el mundo de la cultura con la publicación de un manifiesto colectivo que respalda la propuesta, al tiempo que censura el «abandono socioeconómico e institucional del territorio leonés». La iniciativa parte del colectivo que desde hace tres años organiza con carácter anual la lectura de los Decreta de Alfonso IX ante la Real Abadía de San Isidoro como acto de recuperación de la memoria histórica.
Entre los firmantes, se encuentran prestigiosos autores como Antonio Gamoneda, José María Merino, Juan Carlos Mestre, Luis Artigue, Juan Pedro Aparicio, Julio Llamazares o Rogelio Blanco, así como artistas plásticos como Sendo, Uriarte, Alonso Santocildes o Amancio González, y un elevado número de personas procedentes de los distintos sectores y comarcas del territorio leonés como los periodistas Félix Maraña y Belén Molleda, el profesor universitario Julio Lago, el catedrático Hermenegildo López, el editor José Antonio Reñones y el musicólogo Héctor Luis Suárez.
Personas del mundo de la literatura, el periodismo, el arte, la ciencia, la música, la investigación y el empresariado, entre otros sectores, han suscrito en apenas unas horas un manifiesto que habla del «declive de la región leonesa», palpable en la recesión demográfica o el retroceso económico y ante «el aumento de la decadencia y los desequilibrios internos de un territorio autonómico cuya vertebración pareciera mal diseñada desde su origen».
Partiendo, no obstante, de la base de que la Comunidad Autónoma de Castilla y León se conformó «mediante dos entidades, de rica y profunda historia, unidas en expresión copulativa» que, en principio, «debiera unir esfuerzos, resolver desequilibrios y permitir que ambos territorios progresen cooperativamente sin perder sus esencias». «Pero», contrasta, «tras años de vinculación, la debacle económica y social, de acuerdo con los datos que se reciben, es manifiestamente dramática». Y esto sucede, remarca el manifiesto, en un contexto histórico de desarrollo en el conjunto de España hasta concluir en una paradoja: «Así, a contracorriente, es difícil explicar esa decadencia a los habitantes de esta región, la más histórica de las históricas».
«Los pueblos abandonados, la demografía envejecida, el desempleo, la emigración de los jóvenes, la falta de inversiones relevantes, la parálisis económica de sectores productivos que en décadas pasadas eran relevantes a nivel nacional y sirvieron para enriquecer a otros territorios hispanos son datos que de continuo se explicitan y los leoneses sufren», añade el texto para sostener que «el buen político ha de saber reconocer estos hechos y leerlos, recoger los contenidos e interpretarlos, sacar conclusiones y ofrecer soluciones».
Es ahí donde el manifiesto inscribe la «visión apuntada» por el alcalde de León, el socialista José Antonio Diez, sin obviar que «una vez más, intereses ajenos al objetivo que se pretende tergiversan la interpretación, la lectura y la exposición de tan gravísimos datos para tratar de ocultar una realidad que tozudamente se ofrece dramática mediante interpretaciones distorsionadas respecto al discurso central: el declive de la región leonesa».
Considerando así que el Ayuntamiento de León «se ha adentrado en los problemas, que requieren soluciones», el texto sostiene que «no sirven ya discursos disolventes aireados para negar o silenciar una realidad que los datos tozudamente explicitan». «Los abajo firmantes nos solidarizamos con la propuesta municipal a favor de una autonomía leonesa al amparo de una sabia reflexión cervantina «la verdad adelgaza y no quiebra y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua»», concluye el manifiesto.
TEXTO DEL MANIFIESTO
Es tarea inexcusable de los políticos resolver los problemas recogiendo sentires e inquietudes de la ciudadanía para, sumando voluntades, exponerlos y canalizarlos a fin de lograr las mejores soluciones.
La Comunidad Autónoma de Castilla y León se conforma mediante dos entidades, de rica y profunda historia, unidas en expresión copulativa que en principio debiera unir esfuerzos, resolver desequilibrios y permitir que ambos territorios progresen cooperativamente sin perder sus esencias. Pero, tras años de vinculación, la debacle económica y social, de acuerdo con los datos que se reciben, es manifiestamente dramática. La mayoría de los indicadores evidencian el declive de la Región Leonesa. Se trata de indicadores económicos que la mayoría de los afectados reciben con preocupación, máxime en un periodo -el democrático- de mayor progreso y desarrollo de España. Así, a contracorriente, es difícil explicar esa decadencia a los habitantes de esta región, la más histórica de las históricas.
Los pueblos abandonados, la demografía envejecida, el desempleo, la emigración de los jóvenes, la falta de inversiones relevantes, la parálisis económica de sectores productivos que en décadas pasadas eran relevantes a nivel nacional y sirvieron para enriquecer a otros territorios hispanos son datos que de continuo se explicitan y los leoneses sufren.
Ante esta circunstancia, la inquietud y el pesimismo se apoderan de una población envejecida, que no observa el progreso del país, sino el aumento de la decadencia y los desequilibrios internos de un territorio autonómico cuya vertebración pareciera mal diseñada desde su origen.
El buen político ha de saber reconocer estos hechos y leerlos, recoger los contenidos e interpretarlos, sacar conclusiones y ofrecer soluciones.
Estimamos que tal es la visión apuntada por el Alcalde de León, José Antonio Díez, a la que se han sumado otras y, aquí, las nuestras. No obstante, y una vez más, intereses ajenos al objetivo que se pretende tergiversan la interpretación, la lectura y la exposición de tan gravísimos datos para tratar de ocultar una realidad que tozudamente se ofrece dramática mediante interpretaciones distorsionadas respecto al discurso central: el declive de la región leonesa.
No se resuelve la situación ocultando los problemas bajo la alfombra tejida por demagogias descalificadoras. Desde el Ayuntamiento de León se ha adentrado en los problemas, que requieren soluciones. No sirven ya discursos disolventes aireados para negar o silenciar una realidad que los datos tozudamente explicitan.
Los abajo firmantes nos solidarizamos con la propuesta municipal a favor de una autonomía leonesa al amparo de una sabia reflexión cervantina «la verdad adelgaza y no quiebra y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua».
LISTADO DE FIRMANTES
Promotores: Juan Pedro Aparicio, escritor. José María Merino, escritor y miembro de la RAE.
Miembros de Amigos de los Decreta y copromotores: Tomás Álvarez, periodista y escritor. Santiago Asenjo, bibliotecario. Rogelio Blanco, Ensayista Luis Bandera, gestor cultural. Antonio Barreñada, filólogo. Javier Callado, veterinario y divulgador. David Díez Llamas, sociólogo.
Firmantes: Jaime Aguirre, ingeniero. Ignacio Alonso, periodista. Joaquín M. Alonso, etnógrafo. Antonio Alonso Sánchez, funcionario. José Antonio Alonso Santocildes, escultor. Alfredo Álvarez, profesor doctor universitario. Beatriz Alicia Álvarez, videógrafa. José Álvarez Peláez, gestor de ONG. Josefina Álvarez, trabajadora social. Luis Álvarez Sánchez, investigador. Pedro Senén Amigo, fisioterapeuta. Abel Aparicio, poeta. Juan Aparicio Belmonte, escritor y viñetista. Luis Artigue, escritor. María del Mar Astiárraga, funcionaria. Eduardo Bajo, filólogo. Nicolás Bartolomé, abogado. Camino Brasa, periodista. Iván Blanco, artes gráficas. Antonio Mario Benavides, ilustrador. José Blanco, directivo. Vicente Bolaños, funcionario. Manuel R. Bravo, profesor. Manuel Broncano, profesor doctor universitario. Juan José Callado, ingeniero naval. Ángel Luis de la Calle, periodista. Alfredo Canal, ingeniero informático. Isabel Cantón, catedrática. Julio Cantón, policía. Paula Carbajo, ingeniera electrónica. Ángel Carchenilla, periodista. Gabriel Carracedo, abogado. Esteban Carrera, gestor de banca. Valentín Carrera, escritor. Luis Casadevante, programador informático. Ángel Francisco Casado, músico. Samuel Castro, abogado. María Paz Castro, profesora doctora univeritaria. Virgilio Castro, veterinario. Luis Alfonso de Celis, profesor. Ricardo Chao, historiador. Miguel Ángel Cisneros, conductor. María José Cordero, cantante y compositora. Manuel Cuenya, profesor y escritor. José Manuel Díez Alonso, antropólogo. José Raúl Díez Robles, médico. Jesús Díez Fernández, escritor. Laura Díez García, comisaria del Centro Pompidou. Luis Miguel Díez Llamas, empresario. Gregorio Díez Mardomingo, musicólogo. Jesús Egido, editor. Javier Emperador, etnógrafo. Héctor Escobar, editor. Luis Manuel Esteban, economista. Rosa María Fadón, Pilar Falagán, periodista. Amancio Fernández, periodista. José Antonio Fernández FER, ilustrador. Christian Fernández Chapman, traductor. José Fernández Fernández, escritor. Pedro Víctor Fernández, profesor. Demetrio Fernández González, inspector de educación. Sheila Fernández, maestra. Manuela Fernández Mella, 97 años. José Manuel Fernández Miranda, economista. Luis Fernández de las Vecillas, ATS. Javier Fernández de las Vecillas, economista. Rodrigo Ferrer, historiador. Alberto Flecha, escritor. Julio Fernández Villar, empresario. Ángel Freire, escritor. Yolanda de la Fuente, escritora. Ana Gaitero, periodista. Antonio Gamoneda, poeta. Alfonso García, profesor. David García, impresor. Carmen García Fernández, bióloga. María Concepción García, maestra. Francisco García Alvares, directivo. Juan Carlos García Hoyuelos, poeta. Nicanor García Ordaz, escritor. Rosendo García «Sendo», pintor. José Abraham García de la Peña, comercial. Benito García Martínez, empresario. José María García Osuna, médico. Wolfgang José García Osuna, historiador. Joaquín Gasca, gestor cultural. Manuel González Hernández, funcionario. Antonio González Matorra, funcionario. Roberto González Quevedo, escritor. Javier González Rodríguez, informático. Amancio González, escultor. José María Hidalgo, corredor de seguros. José Holguera, grabador. Isabel Huerga, profesora y fundadora del Grupo Autonómico Leonés en los 70. Vanessa Jimeno, investigadora doctora. Carlos Junquera, catedrático universitario. Julio Lago, profesor doctor universitario. Simón Leonato, profesor. Hermenegildo López, catedrático universitario. Miriam López, profesora doctora universitaria. David Gustavo López, ingeniero aeronáutico. Enrique López González, profesor doctor universitario. Ramiro López Valladares, economista. Aurelio Loureiro, escritor. Purificación Lozano, editora. Chonina Llamas, 91 años. Julio Llamazares, escritor. Carlos Llamazares, veterinario y presidente del Grupo Autonómico Leonés en los 70. Santiago Macías, escritor. Ricardo Magaz, escritor. Balduino Jesús Mamés, funcionario. Félix Maraña, escritor y periodista. Martín Manceñido, informático. Gonzalo Martín, agente comercial. José Enrique Martínez, catedrático. María Sol Martínez, empresaria. Charo Martínezdominguez, poeta. María José Maurín, profesora doctora universitaria. Pilar Maurín, profesora doctora en filología. Javier Menéndez Llamazares, escritor. Ana Merino, profesora doctora universitaria. María Merino, profesora doctora universitaria. Juan Carlos Mestre, poeta. Belén Molleda, periodista. Carmen Norverto, catedrática universitaria. Camino Ochoa, profesora. Ángel Pajín, catedrático. Giovanni Papi, artista plástico. Cristina Peñalosa, escritora. Ezequiel Pellitero, empresario. Consuelo Pérez, enfermera. Berta Pichel, escritora. Eladio del Prado, periodista. José Luis Prieto, escritor. María del Camino de la Puente, profesora. Jorge Quijano, escritor y pintor. Enrique Ramos, periodista. Juan Carlos Redondo, médico. Marcos Redondo, arquitecto. Rosa Redondo, profesora. Ignacio Redondo, empresario. Julio Redondo, arquitecto. Julio Redondo Nistal, empresario. Anselmo Reguera, ingeniero industrial. José Antonio Reñones, editor. Ángel del Riego, guionista. José María de la Riva, profesor doctor universitario. Marta Rivera, artista ceramica. María Dolores Rodil, jubilada. Manuela Rodríguez Gallego, técnica de mercados. Maximino Rodríguez Ramos, funcionario. María Luz Rodríguez, pintora. Francisco Javier Rubio, geólogo. Rosa María Sacedón, profesora doctora universitaria. María del Puy Salvador, bibliotecaria. Miguel Sánchez, fotógrafo. Jorge Sánchez-Lafuente, profesor doctor de universidad. Elisa Sánchez, psicóloga. Rodrigo Sánchez Lozano, profesor. Alfonso Sánchez, periodista. Andrés Seco, comercial. Luzdivina Somiedo, educadora social. Máximo Soto, escritor. José Ignacio Suárez, profesor doctor universitario. Héctor Luis Suárez, musicólogo. Carmen Torres, música. Juan Carlos Uriarte, escultor, Alejandro Valderas, archivero. Secundino Valladares, profesor doctor universitario. María Jesús de las Vecilla, ATS. Gustavo Vega, poeta visual. María Dolores Villarreal, socióloga.