El seranu

Historias olvidadas (2ª parte)

Fueron pasando los meses, entre mucha guerra y poca paz, muchas necesidades, todo envuelto en mucho miedo a todo, no podías hablar con nadie de casi nada, la gente se acostumbró a oír ver y callar.

Los rojos, por un lado y los caki por el otro, los pobres vecinos de los pueblos sobrevivieron como pudieron, más bien mal que bien.

Pero bueno vamos con la historia del cazador de humanos, el que los tenía bien puestos..,¡hasta que se los cortaron!

Mientras pudo fue haciendo limpieza, era lo que él decía.

Cada humano que recibía el tiro, formaría parte de su trofeo desde el primer día, y para que costará y no se le olvidara alguno, en la culata de su escopeta hacia una muesca con su navaja, y el pistolero encantado de la vida seguía a lo suyo cada día..10..20 -+30 así los iba apuntando a todos, la gente le temía tanto que nadie se atrevía a decirle nada, claro, vamos que ni a abrir la boca, no fuera que al pistolero se le escapara un cartucho de gran calibre, y después dijera que había sido algo muy necesario y obligatorio que tenía que hacer.

Caminando por los senderos del lobo, por los desfiladeros, por dónde sabía que era muy difícil caminar, a menos que fuera él o los rojos que andaban escondidos y en busca de ellos iba.
Pasó un tiempo trabajando para lo que él llamaba su obra, no puedo decir cuánto tiempo pasó hasta que le llegó su final.

Fue contando hasta llegar a la cifra de 99 caídos bajo el fuego de su escopeta. Muy orgulloso de su increíble hazaña, le contaba a todos ( llevo noventa y nueve) me falta uno para los cien, pero estoy seguro que voy a superar la cifra.

Repetía una y otra vez la misma cantinela, me falta uno para los cien, enseñando orgulloso, las muescas de la culata de su escopeta.

Pero una mañana fría de octubre, salió de servicio por los caminos del monte, había niebla y sus ojos de pistolero no escudriñaron bien el horizonte y mira que se le debió cruzar el diablo delante, o bueno también pudo ser detrás.. total que en un cruce de caminos, para su desgracia se encontró con un gatillo más rápido que el suyo, y allí quedó, pero no con todo, le faltaban unas partes muy importantes, que aparecieron junto a su gorra, su resistente cayado y su valiosa escopeta, colgados de un castaño a unos quinientos metros de donde apareció su cuerpo con algunos agujeros.., y una cosa muy importante, que era la muesca que faltaba en su escopeta. ¡En la que decía 99+ 1= 100 ya está el número que faltaba!

Según me contaron no tuvo mucha gente en su entierro, no muchos sollozos tampoco. Nadie puede tomar la justicia por su mano, no estaba en la guerra, a ella fueron los obligados valientes, los cobardes la hicieron por su cuenta.