8M Día Internacional de la Mujer
“Me gustaría que cada vida humana fuese libertad pura y transparente “, escribió Simone de Beauvoir.
Historia escrita de las civilizaciones, de las sociedades, hay mucha, y esta frase no se encuentra en ellas. Dicen que todas y todos nacemos libres, que todas y todos nacemos puros. ¿En qué momento perdemos entonces tal condición? En el momento que somos educados y nos desarrollamos en un modelo social desigual y discriminatorio. El modelo patriarcal, machista, el del hombre dominador y la mujer sometida.
Nos han educado demasiado tiempo bajo su dogma. Las mujeres en nuestra historia más reciente, hemos tenido que luchar por el derecho a votar, por entrar en las universidades, por trabajar donde no se nos permitía, por algo tan básico como ser titulares de nuestros ahorros en una entidad bancaria, de una propiedad, titulares de nuestros negocios, de nuestras explotaciones ganaderas y agrícolas .… Cada paso, cada avance, una batalla, por la que los hombres por lo mismo, no han tenido ni que levantarse. Eso es DESIGUALDAD y la sufrimos niñas, adolescentes, mujeres adultas y mujeres maduras.
Pero el problema es más acuciante si cabe en nuestros pueblos, en nuestro entorno rural. La construcción de un territorio cohesionado, bajo fórmulas de gobernanza participativa y en plena igualdad de derechos, oportunidades y servicios para toda la ciudadanía, es inseparable de los procesos de desarrollo rural sostenible. Y ese desarrollo pasa por la permanencia y el empoderamiento de las mujeres en el medio rural.
El empoderamiento de la mujer y su desarrollo en plenitud en el medio rural, es la mejor garantía contra el despoblamiento progresivo que erosiona nuestro patrimonio cultural y natural.
Es una obviedad que en el medio rural, las desigualdades de género se ven acentuadas. A pesar de las muchas políticas y actuaciones puestas en marcha para lograr la igualdad de género, quedan muchas distancias por acortar.
El medio rural se caracteriza por una prolongada masculinización, (0-64 años) y por una feminización del envejecimiento (65 y + años).
La prolongada masculinización de la población rural hasta los 64 años de edad pone en peligro el relevo generacional en nuestros pueblos.
Las elevadas tasas de envejecimiento y masculinización que caracterizan la demografía del medio rural, junto al déficit en infraestructuras y servicios públicos, aumentan la discriminación de las mujeres que en él residen. Esa casuística, sumada a la falta de oportunidades laborales y las características del mercado laboral rural, en general poco dinámico y con escasa diversificación de los empleos, ponen en serio peligro la sostenibilidad y futuro del medio rural. La falta de perspectivas laborales del medio rural se agrava para las mujeres.
La tradicional organización social, basada en la figura del varón como sustentador principal o cabeza de familia y la mujer como ama de casa, expulsa del mercado laboral a las mujeres que realizan trabajo doméstico no remunerado como actividad principal. Los roles de género ejercen influencia directa en la inactividad laboral de las mujeres del medio rural.
Garantizar una vida digna y de calidad en el medio rural es fundamental para frenar el despoblamiento rural y lograr que las personas que lo pueblan no abandonen el territorio. La débil situación demográfica que lo caracteriza, requiere de medidas que lo revitalicen económica y socialmente. Para ello es imprescindible que la población que reside en el medio rural tenga cubierto el acceso a los servicios públicos básicos.
La calidad de vida de las mujeres que residen en el medio rural está limitada por la falta de oportunidades laborales, el déficit de infraestructuras y servicios, el aislamiento geográfico y social, y la prevalencia de los roles tradicionales de género.
Cito de nuevo a Simonne de Beauvoir:
“No olvidéis nunca que bastará con una crisis política, económica o religiosa, para que los derechos de las mujeres se cuestionen. Estos derechos nunca son adquiridos. Deberéis permanecer alerta durante toda nuestra vida”
Ya lo estamos viendo:
El conflicto de Ucrania tan inmediato, y todos los conflictos bélicos a las primeras que castiga es a las mujeres. El desarraigo brutal, el éxodo de millones de mujeres solas, o con sus hijos y mayores, que huyen por supervivencia, despojadas de sus derechos, de su autonomía, de su libertad de escoger, está de nuevo entre nosotros. A esos millones de mujeres, les toca de nuevo ser muy valientes, ser muy fuertes y no dejar de luchar. Y nosotras desde aquí, sólo tenemos que ponernos en su piel un minuto para saber que no podemos abandonarlas. No podemos abandonar la lucha por nuestros derechos. No podemos dejarlas solas, porque nosotras sí sabemos que todas ¡SOMOS IGUALES Y QUEREMOS VIVIR COMO MUJERES LIBRES Y SIN DISCRIMINACIONES !
Nancy Prada
ADR Bierzo-Cabrera