El seranu

Olvidó sus raíces

De los veinticinco de la quinta del setenta, apenas quedaban tres en el pequeño pueblo. La mayoría se fue buscando un futuro, unos fuera de las fronteras de su patria, otros dentro de las rincones de su país.

Los tres que quedaban en el pueblo, tan solo uno era asiduo todos los días del año, los otros dos, como vivían cerca, estaban a caballo entre el pueblo y en los núcleos urbanos más poblados de la zona.
Éstos se reunían cada poco tiempo, para seguir luchando por las mejoras de la zona, intentando no olvidar sus costumbres, organizando eventos y celebraciones, para no se perdiesen sus tradiciones.

De aquellos que se fueron, unos pocos regresan en contadas ocasiones, cuando los trabajos permiten unos días de descanso, a disfrutar de sus allegados y de la tierra que les vio nacer.
Otros, quizás los menos, no han vuelto a su lugar de origen, echando pestes de semejantes lugares.. A veces incluso con familiares que tristemente no conocen a las nuevas generaciones. Esos que reniegan de sus raíces, tampoco han podido ver las mejoras o el abandono que presentan determinadas localidades, que no hace tanto eran los lugares que recorrían.

En más de una ocasión cuando son preguntados por el lugar de nacimiento, apuntan a la población cercana más importante, de la zona, sin llegar a decir el lugar concreto donde nacieron, no sé, si porque la existencia no fue fácil, o porque se siente avergonzados, ó desarraigados de la tierra que los vio nacer. Sea como fuera, es por lo menos sorprendente, que no se eche en falta lo primeros años de vivencias y los rincones donde siendo un niño, cuesta olvidar.

También hay otros, que alardean mucho de sus lugares de origen, intentando estar presentes en todo y para todo, pero no con ánimo de dar conocer los valores de su comarca gratuitamente, si no es sacando ellos a cambio, tajada. Unas veces con ganancias económicas, otras, prestigio. Suelen estar, en los sitios donde se pueda pillar algo, aunque solo sean migajas, esas migajas que poco a poco, van haciéndoles trepar y en algún momento, estar en el sprint para llegar el primero a la cima.

Los que han amado y siguen queriendo a su tierra, no buscan la notoriedad, trabajan desinteresadamente por el bien de sus pueblos, incluso dejando que otros se lleven las alabanzas, que a los primeros le ha costado conseguir.
Esos que trabajan por el desarrollo y la mejora de sus pueblos, a veces son acusados, de beneficiarse de situaciones, cuando los que acusan, dudan de la integridad de los que obran de buena fe, bien saben ellos como se hace, por eso, como son así dudan de los demás.

Todos los que reniegan de sus raíces, deben sentirse abandonados y desarraigados de todo, creo que ni siquiera, sepan amarse a si mismos.