«La Valdería en la historia», libro leonés del año 2006, en la III Feria del Libro Cabreirés
El valderiense J. Argimiro Turrado Barrio se une a los autores que estarán presentes en la feria del libro en agosto para presentar su libro
-Cuéntenos, ¿quién es J. Argimiro Turrado Barrio?
Nací en Castrocalbón, un pueblo de La Valdería, donde aprendí las primeras letras de la mano de D. Miguel Morán, a quien quiero recordar aquí con cariño y agradecimiento. A los doce años y animados por este maestro, mis padres decidieron mandarme a los “frailes”, expresión muy corriente en aquella época y destino obligado para los niños que querían seguir estudiando al salir de la escuela.
Cursé los estudios de bachillerato y filosofía en diferentes centros de los Padres Reparadores. A los veintiún años me salí voluntariamente de la Congregación y estudié magisterio en la Escuela Normal de León. Al terminar, ejercí de maestro durante varios años por diversos pueblos de la provincia de León: San Pedro de Trones (Cabrera Baja), Boñar, Sotelo (los Ancares), Astorga y Castrillo de Cabrera. En 1981 me incorporé a la Enseñanza de Adultos, primero en el Centro Público de personas Adultas Fundación Sierra Pambley y luego en el Faustina Álvarez García, los dos ubicados en León, capital. En total, diez años de mi vida profesional con niños y veinticinco con personas adultas.
-¿Podría resumirnos “La Valdería en la historia”?
Podríamos decir que es como un pequeño manual de historia pues comienza con la Prehistoria y llega hasta la Edad Contemporánea contando no sólo lo que descubrí en los archivos sobre La Valdería, sino que intenté incardinar esta historia local en la historia más global. Esta idea ha sido muy importante en la confección del libro. El diseño de cada capítulo tiene eso en cuenta. Comienza recordando aspectos importantes de la historia general para, después, concretar lo que Sucedió en esa época en La Valdería.
Por ejemplo, en el capítulo dedicado a la Edad Antigua, hay una introducción en la que se explica lo que sucedió en España (Hispania, en aquella época): quiénes eran los romanos y qué pretendían, cómo estaba estructurada la sociedad romana, cómo era su economía, su religión y su cultura, etc. Sólo después de esta información general se plantea lo que hicieron los romanos en La Valdería.
Si la obra hubiera sido diseñada para universitarios, esta parte inicial de cada capítulo sobraría porque se supone que dada su formación están suficientemente informados. Como algo me enseñó mi experiencia al trabajar muchos años con personas adultas, no quise pasar por alto esa parte de cada capítulo.
Este planteamiento pedagógico inicial se repite en los cinco capítulos que se corresponden con la división tradicional de la historia: Prehistoria, Edad Antigua, Medieval, Moderna y Contemporánea. Se añaden otros dos más: el primero, que describe la evolución geológica de La Valdería como el marco general en el que se desarrolla la actividad humana que se va a estudiar a continuación, así como la evolución del ser humano.
El séptimo y último capítulo está dedicado a resaltar los monumentos más importantes de nuestros pueblos y obras de arte, algunas de las cuales se exhiben en el Museo Arqueológico y Etnográfico “Maximino Descosido”, de Castrocalbón. Resaltamos la estupenda colección de útiles prehistóricos del Paleolítico y Neolítico encontrados en las terrazas del río Eria a su paso por La Valdería, así como hachas de bronce y útiles de hierro de la Edad de los Metales, molinos manuales de piedra y cerámica romana y prerromana.
Ocupan también un lugar destacado dentro del museo el “miliario romano” y el “hito augustal” de la Legio X Gemina ubicada en Rosinos de Vidriales, encontrados ambos en Castrocalbón.
La colección de monedas, especialmente las romanas, llama también la atención del visitante. Y por último, una reproducción del famoso Fuero de Castrocalbón fechado el año 1156, concedido por el rey de León Alfonso VII, llamado el Emperador, a instancias de la condesa Dª María Fernández de Traba.
Este hecho tuvo mucha importancia para La Valdería pues convirtió en legales ciertas prácticas del Derecho Consuetudinario y estableció las bases que regulaban las funciones, los derechos y las obligaciones tanto del señor de la Villa como de los Concejos.
La otra parte del museo, la sección etnográfica, ubicada en la planta baja, está dedicada a exhibir objetos que en su gran mayoría han sido donados o depositados por los habitantes del pueblo y sirven para comprender algunos de los procesos del modo de producción tradicional, especialmente relacionados con el lino.
Las fotografías de los materiales del museo ilustran con frecuencia los textos del libro y son como su hilo conductor.
En cuanto a los contenidos del libro, buena parte de ellos son fruto de una investigación minuciosa desarrollada durante meses especialmente en el Archivo Histórico Provincial de León, en el Diocesano de Astorga y en el Archivo Histórico Municipal de Castrocalbón.
El índice minucioso al final del libro está concebido para que el lector vaya directamente a los textos que más le interesen. Se ofrece también un anexo con documentos.
-¿Qué pasaje o capítulo destacaría de su libro, “La Valdería en la historia”?
El que lleva por título: “Poder señorial y poder concejil en La Valdería. El Fuero de Castrocalbón y el Derecho Consuetudinario”. Es un apartado del capítulo IV que se titula: “La Valdería en la Edad Media”.
Como acabamos de señalar en la respuesta anterior, la concesión del Fuero a Castrocalbón supuso para sus habitantes y para todos los valderienses una mejora importante. En el libro se hace un análisis minucioso de los artículos del Fuero relacionados, a) con los habitantes de la Villa y por extensión, de todos los pueblos que formaban la Jurisdicción, que se extendía desde San Esteban de Nogales hasta Morla, b) con los derechos de los Concejos y c) con los derechos y deberes del señor de la Villa.
A partir de ese momento los representantes del conde ya no pueden hacer y deshacer a su antojo tomándose la justicia por su mano pues tienen que someterse a los “jueces electos que juzguen las causas de los moradores”. Incluso en el artículo 25 cita expresamente al Concejo de vecinos colocándolo a un nivel superior al “merino”, que representaba el poder del conde.
A través del análisis de los documentos se nota en muchas ocasiones una especie de “pulso” que los Concejos de cada pueblo mantenían continuamente frente al Corregidor que representaba y defendía los intereses del conde. Sirva como ejemplo la reticencia que los Concejos tenían a presentar por escrito las Ordenanzas concejiles. Las Ordenanzas eran como pequeñas leyes locales que regían la vida comunitaria en cada pueblo de la Valdería. Podían estar escritas o no; en cualquier caso se aplicaban. Pero muchos Concejos locales preferían pagar las multas correspondientes por no tenerlas escritas porque así, al no contar con normas escritas, el Corregidor, representante del conde como hemos dicho, tenía menos posibilidades de comprobar su incumplimiento en aquello que se sentían perjudicados los vecinos, representados por los alcaldes y los concejos de cada pueblo.
Ojalá seamos capaces de conservar los Concejos en nuestros pueblos, expresión genuina de la democracia directa.
-¿Cuál fue el motivo para decidirse a publicar su libro?
Este libro, aún sin estructurar, formó parte de un proyecto de investigación educativa aprobado por el entonces Ministerio de Educación y Cultura en el año 2000 y buena parte de él es fruto de una investigación minuciosa desarrollada principalmente en los archivos ya citados.
En el año 2005 ordené todo el material que tenía y decidí publicar este libro con el objetivo de ofrecer a los habitantes de La Valdería una obra que lograra conjugar la investigación histórica local con la síntesis general de tal manera que pudiera ser comprendida y valorada por sus destinatarios y que contribuyera a elevar su conciencia histórica, su autoestima colectiva y su nivel cultural.
También publiqué el libro con la pretensión de llenar un hueco: no había hasta entonces ninguna obra que tratara sobre la historia de La Valdería como comarca. Tuve la tentación de escribir sólo sobre mi pueblo, Castrocalbón, pero ahora estoy contento de no haberlo hecho. Espero que esta obra se considere de “obligada consulta” si se quiere tener una visión más amplia de la historia de cada localidad valderiense. Mi deseo, que se ha ido cumpliendo, era que una vez publicado el marco general de la historia de La Valdería, se irían animando otros escritores para concretar la historia de cada pueblo. Así ha sucedido. Hay libros publicados ya sobre Castrocontrigo, Nogarejas, Morla, Castrocalbón y San Esteban de Nogales. Sus autores han pasado ya por esta Feria del Libro Cabreirés o lo harán en las próximas ediciones.
No puedo olvidar los trabajos publicados por Isidora Rivas Turrado que ha hecho una labor paciente y minuciosa de recopilación de vocablos muy antiguos de la lengua hablada, recogidos en La Valdería, con el objetivo de que quede constancia de su uso en nuestra tierra. Es para mí una satisfacción compartir espacio con ella en esta III Feria del Libro Cabreirés.
Por último quiero citar también el reciente libro publicado sobre la “Prehistoria y romanización en el valle del Eria”, editado por Javier Fernández Lozano.
-¿Tiene más obras publicadas o este es su primer libro?
Sobre pedagogía sí hay cosas publicadas en alguna revista. Sobre historia es mi única obra.
-¿La Administración Pública le ha ayudado de alguna forma para publicar esta obra?
Como ya he indicado, el entonces Ministerio de Educación y Cultura me concedió una licencia para investigar durante el curso 1999-2000 después de haber presentado un proyecto. Dentro de ese proyecto contemplaba la posibilidad de publicar un libro que recogiera la parte más importante de mi trabajo. Yo fui el primer sorprendido al comprobar que el esfuerzo investigador al que tantas horas dediqué podría haber servido para poco si no me hubiera decidido a publicar por mi cuenta este libro, pues la Administración no tenía ningún interés. Pero luego tuvo su compensación: en el año 2006, un año después de su publicación, fue declarado “Libro leonés del año” por el Instituto Leonés de Cultura en el apartado de “monografías sobre tema leonés”.
-¿Conoce usted Cabrera?
Conozco las dos Cabreras. En la Cabrera Baja estuve ejerciendo de maestro un curso en San Pedro de Trones y otro en Castrillo de Cabrera. La Cabrera Alta también la conozco sobre todo a través de varios amigos que nos juntamos una vez al año para “patear” tanto La Valdería como las dos Cabreras.
-¿Dónde o cómo podemos adquirir un ejemplar de La Valdería en la historia, además de en la III Feria del Libro Cabreirés?
En las librerías Pastor y Alejandría de León, en el Museo de Castrocalbón y en la tienda de la gasolinera de este pueblo.
-¿Le gustaría destacar algo más de esta aventura literaria?
Me parece muy bien cómo lo habéis organizado todo. Seguro que os lleva muchas horas de trabajo desinteresado coordinar todas las actividades. Pero, aunque no os lo digamos muy a menudo, tenéis nuestro reconocimiento y nuestra felicitación y agradecimiento. Muchas gracias.