Desprotección de las iglesias leonesas ante las oleadas de saqueos
Los robos en la Diócesis de Astorga arrojan un balance de más de 150 ataques en los últimos 16 meses
La mayoría de estos pillajes se han realizado en las provincias de León y Zamora, donde el aumento de incidencias también ha afectado a establecimientos hosteleros y edificios consistoriales, creando una situación de inseguridad y alarma social entre los vecinos de algunas localidades, donde se han quejado de la falta de medios policiales y de una exigua investigación que aclare la autoría de los delitos.
El modus operandi se repite en todos los casos, realizando el robo de madrugada mediante el uso de palancas con las que fuerzan las cerraduras de los templos, destrozando en ocasiones los portones de acceso de madera. Esos destrozos suelen suponer en la mayoría de los casos un perjuicio mayor que el propio botín sustraído, excluyendo eso sí, el robo de piezas de arte sacro que puedan sustraer. Por lo general revuelven en los cajones de la sacristía y en los armarios donde se guardan las vestimentas litúrgicas pero el poco dinero que consiguen lo obtienen de los cepillos de limosnas y de los lampadarios.
En el último año se han contabilizado robos en santuarios de Truchas, Baíllo, Corporales, Villar del Monte y Manzaneda, donde la cuantía del botín apenas ha superado los 20 euros. A fin de cuentas el expolio sufrido durante años en las iglesias rurales de esta Diócesis deja ya poco que robar pero según parece no es motivo suficiente para que cesen los ataques de los ladrones. El peligro reside básicamente en el destrozo que puedan ocasionar al patrimonio sacro que se alberga en los templos; peligro que algunas fuerza políticas como el Partido de El Bierzo achacan a la “desidia de las instituciones por el patrimonio local, su protección y puesta en valor”.