El seranu

Cojamos la herramienta del debate

Al calor del ciclo político electoral, surgen en el País Leonés nuevos cuerpos políticos (desde plataformas, partidos…); algunos con la intención de hacerse un hueco en un mapa electoral lleno de opciones “leonesistas”, otros adscribiendo y recogiendo todo lo sembrado por otras organizaciones políticas y acoplándose al carro de la demanda social autonómica, o también están las que surgen para iniciar un nuevo camino en la vía institucional por considerar que no hay espacios políticos que cambiar o que representen al votante de izquierdas. Algunas son un ejercicio deshonesto de rapiña y otras bastante legítimas.

Es evidente que todas ellas, mas allá de algunas opciones personalistas al refugio de Internet, que no tienen ningún tipo de recorrido ni potencial, el resto sin entrar a valorarlas, tienen un carácter de reflexión, es decir,  tienen unos objetivos concretos mas o menos determinados, tienen un mínimo de tejido militante detrás, es decir, están organizadas y fueron pensadas ya que tienen una proyección mas o menos a medio plazo.

Una de las ideas habituales en la sociedad actual -antidemocrática- al pensar en la posibilidad de un pluralismo político es justamente que sobran partidos y políticos, que todos tienen que acatar ciertas normas del juego (los supuestos violentos/as revolucionarios/as sobran) y que todos los políticos lo único que quieren es vivir del cuento y mamar de ello. Esto demuestra dos cosas: una, que las democracias burguesas hacen muy bien el juego cerrando toda posibilidad a cualquier fuerza que rompa el estado de las cosas que ella misma marca y, por otro lado, que la gente en su mayoría asume con resignación y pasividad que las democracias no son eficaces, son corruptas y que la política profesional es un buen chollo para vivir del cuento. De todo esto se desprende que ésta, a nivel mediático, es un teatro que al pueblo le entretiene hasta cierto punto y el cual no está dispuesto ni quiere darle la vuelta. Es decir, sufre una desconexión total de qué es realmente, no diferencia los intereses antagónicos que existen en la sociedad y se desentiende de la soberanía que tiene.

Aterrizándolo en nuestro contexto, esto se visibiliza en los debates y opiniones que surgen a raíz de los nuevos actores que se están presentando. Los debates surgen entre las diferentes organizaciones, unas atacan el surgimiento y otras se defienden de su existencia. El pastel del próximo año en las elecciones habrá que repartirlo entre más, asi que, para ello, las primeras utilizan el tan manido argumento de la unidad. Pues bien, cierto es que la unidad en política es fundamental ya que hace tener claridad estratégica, eficacia, mejora cualitativa y afianza organizativamente al grupo humano. Pero para ello se necesita unidad ideológica: tener principios básicos y análisis comunes. No puede haber esta unidad en el momento en el que nos encontramos. No pueden juntarse grupos con ideologías dispares (aunque todas entren dentro del sistema político capitalista ya sea el lado social-liberal, o el socialdemócrata) bajo paraguas endebles de objetivos cortoplacistas o etapistas (primero la autonomía, y luego ya veremos…).

No puede ser que el futuro de todas estas organizaciones se base en tener una autonomía propia leonesa, la famosa 18 dentro del Reino de España, ya que ésta no es un objetivo en sí misma, no soluciona absolutamente ninguno de los problemas del pueblo leonés de profundo carácter estructural capitalista y global; sólo será útil si es capaz de conseguirse esta autonomía como hecho que aglutine y haga crecer al pueblo trabajador leonés como sujeto organizado. Es decir, que la autonomía esté dentro de un programa más amplio de transformación social. Esto es evidente que hará cambiar el panorama, y que visibilice aún más que hay opciones “leonesistas” que son contrapuestas e irreconciliables. Este hecho no es triste, es la necesaria realidad. León o ningún territorio del mundo no puede ser un elemento que aglutine a fuerzas contrarias. Es imposible dejar la ideología de lado. No se puede defender abstractamente un territorio.

Por eso, el movimiento que se está dando es una etapa  importantísima de la historia del País Leonés, es decir, son los primeros instantes de una fase superior, que traerá uniones, desapariciones y batacazos. Demostrando que si hay debate objetivo y honesto, hay crecimiento. Y que el pueblo trabajador (o los paisanos/as de este país como decía Alantre en su presentación) tiene que tener la capacidad de desarrollarse, de luchar por sus propios intereses colectivos, de crecer  cualitativamente y no dejar su futuro en cuatro políticos profesionales de estructuras variopintas que están mas cerca de la forma empresarial que de la organización política.

Todo ello pasa por construir fuera de las instituciones esas capacidades de lucha del pueblo leonés. Esto no quiere decir que dentro de ellas no se puedan acometer reformas profundas y conquistas arañando al poder, si no que la política institucional está tan sumamente copada y hecha por y para esta situación. Es tal el bloqueo que se ejerce dentro para que nada cambie y todo siga el curso que quieren… Después de tantos golpes de realidad con las promesas y esperanzas de que se pueden cambiar las cosas desde dentro como rezaba “el gobierno mas progresista de la historia”, tenemos que arriesgar y poner todos los esfuerzos en no estar constantemente pensando en ir a ese teatro.

«Haced política, porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y probablemente contra vosotros».
Antonio Machado.

 

Jorge Aller García