Cultura y deporte

Adios a Eliseo Presa, el último de los antiguos maestros de gaita

Falleció a los 85 años este pasado viernes 12 de junio en la localidad donde vivió toda su vida, Quintanilla de Yuso

Muchos músicos, etnográfos, encuestadores, pasaron por su humilde casa en Quintanilla de Yuso a preguntar, a preguntar por una vida que le convertían en historia viva de este lugar cargado de leyendas, Cabrera, de ese Quintanilla de Yuso, de aquellos montes que suenan a gaitas de sus compañeros de comarca.

Hace bien poco, sufrió la invasión de los alumnos del curso de encuestadores organizado por el Teixu y el Instituto de Estudios Cabreireses, querían saber, saber de una vida llena de profesiones, llena de música, llena de conocimiento.

Eliseo Presa fue un lutier desde niño, fabricaba sus propias flautas vaciando los sabugos, tal y como tambien hacían Moisés Liebana y Domingo Losada, tal y como hicieron muchos antes que ellos. las modas siempre traen nuevos instrumentos y la trompeta apareció en su vida para que junto a su hermano Ángel, al tamboril, entretuvieron y animaron varias fiestas de los alrededores.

En 2006, la Asociación Cultural San Yusto y el pueblo de Quintanilla le rindieron un homenaje junto a otros veteranos gaiteros de La Cabrera, como Moisés Liébana, Domingo Losada y Juan Madrigal.

Pero no sólo fue músico, sino que durante décadas, estuvo al frente del bar y de la tienda de Quintanilla de Yuso. Con su pequeña furgoneta, vendía productos en muchos lugares de Cabrera y Valdería. Pero también fue peluquero, ganadero, zapatero, cartero, hojalatero… profesiones que moldearon la vida de este gran músico cabreirés

Las canciones de Eliseo Presa son parte del repertorio de muchos músicos y agrupaciones de la provincia, y de toda España. Hoy su legado, recogido por los gaiteros de Quintanilla de Yuso, es un bien inmaterial que propio de un genio de tiempos de atrás. Bienes que debieran ser conservados y aprendidos por las nuevas generaciones para que no se pierdan.

«Cuando salían los Campanones, yo iba en el burro tocando la gaita» manifestó la última vez que fui a encuestar a este hombre. Me llamaba con cariño «El Jefe de Cabrera» cada vez que iba a verle al que suscribe este artículo. Realmente, este pequeño gran hombre si que era un jefe, no yo, un jefe de la vida que supo vivir, por eso, desde el Instituto de Estudios Cabreireses, nuestro mayor reconocimiento y un adiós que permanecerá vivo, gracias a sus canciones. Eliseo, que la tierra te sea leve.