El seranu

Y… llegó la primavera

Como en años pasados, en este nuevo cambio de estación, ya los inicios de ésta estaban muy adelantados, en pleno febrero, había un calor inusual y toda la vegetación avivada por las temperaturas, se llenaba de brotes de vida. Los árboles, se cubrieron de un ligero color verdoso, una antesala de follaje que en próximas semanas las cubriría.

Cuando llegó la estación oficial de primavera, sobre la tercera semana de marzo, las temperaturas, parecían lo bastante adelantadas.

Como es sabido en las zonas del norte, cuando se adelantan las cosas, siempre suele llegar, algunas reminiscencias de un invierno que se resiste a irse, acompañado de bajada de temperaturas, de días de agua y pedrisco. Llegan las heladas oportunistas que en unas pocas horas, arrasan toda forma de vida nueva, dejando en la mayoría de las ocasiones muy pocas o nulas cosechas. Las heladas, primero, luego más tarde las marzadas, acompañadas de nieve y granizo, que como dice el refrán “Antes le falta la madre al hijo, que la nieve al granizo”. Incluso también algunas nevadas, que como reza el dicho, “dura más la mala vecina, que la nieve Marcelina”.

Raros son los años en que se suelen cumplir bien las épocas estacionales, y cuando no es por frío, o mal tiempo, hay un exceso de calor, y las personas que viven del campo están expuestas a lo que la climatología mande.

En este año, un año demasiado precoz en un principio, debido a un calentamiento de temperaturas, forzó a adelantarse los periodos de nascencia, viéndose, mermados con unas heladas fuertes a destiempo.

Los cerezos más tempranos, se han resentido en plena caída de la floración, otros como ciruelos, melocotoneros, perales, etc., se hallaban de pleno en su máxima apogeo de flor, llevándose buena parte de esta.

Tal vez se logre una parte de la cosecha y al haber menor porcentaje, los precios puedan elevarse un poco y los que viven del campo, puedan verse beneficiados. Afectando en pequeñas cuantías al destinatario, sin que los que pululan por medio, exponiendo menos, sean los más beneficiados.

Deberíamos, cuidar a nuestras fuentes de primera necesidad como, agricultores y ganaderos, que son los encargados, de generar el sustento para la población, y más en situaciones tan excepcionales como la que ahora nos ha tocado vivir.

No soy ninguna experta, ni siquiera conocedora del tema, pero un país que puede alimentar a su población y además exportar los alimentos de primera necesidad, debería involucrase más con dichos productores.

Este año además, hasta las oscuras golondrinas que nombraba Becquer se han demorado en venir a colgar sus nidos, temerosas quizás de toparse con el Covid-19 ya que en la mayoría de los años suelen aparecer a mediados de marzo, entorno a la fecha del diecinueve, anunciando a la gente de los pueblos más altos la llegada de la primavera. Esta vez han tardado casi veinte días de retraso en regresar, y como es costumbre, alegrando bodegas y corredores con sus trinos repetitivos desde hora temprana, y los nidos colgados, con sus consabidos excrementos que siembran por doquier.

En estas épocas tan anómalas nos tenemos que conformar con verlas y sentirlas desde ventanas, corredores y terrazas, soñando con brisas que nos acarician, mientras nos sentamos al cálido sol de la tarde. Solo los privilegiados, pueden verlas al aire libre en aldeas y pueblos alejados del mundanal ruido. Todos, vamos llevando el confinamiento de la mejor manera que sabemos, pero no es fácil convivir las veinticuatro horas del día, con parejas, hijos e incluso nietos. Se hace pesada la jornada, y contando que no tengamos a alguien cercano con el virus.

En las horas de la noche en que el sueño no cierra nuestros parpados, damos vueltas a la misma pregunta…. ¿Cuando se acabará esto?.

Es algo inusual para todos. Ahora es cuando se valora lo valioso que es la libertad de hacer lo que quieras en cada momento.

No sé como saldremos de ésta, muchos se quedarán o nos quedaremos por el camino, raro es el que no tiene, algún familiar, o conocido, del que quizá no puedas despedirte, vagando incluso de morge en morge para tener alguna noticia de los suyos.

No tengo ni idea si este virus, fue creado en laboratorio, o no, eso me lo dejo para mis adentros. Lo que si creo es, que los de las altas esferas, los de siempre juegan con nosotros, como simples canicas, que cuando no les divierten se aplastan y ya está, la mayoría les seguimos como borregos….y pobre del que piense diferente….

Aún así, volverán otras primaveras, previas al seguido estío, con aquellas oscuras golondrinas volviendo a colgar sus nidos en el balcón. Tan solo aquellos enfermos y valientes cuidadores que dejaron vida, esos no volverán.