La Tebaida berciana, medio siglo de reconocimiento
La Tebaida berciana cumple 50 años desde su declaración como BIC y busca conseguir la categoría de espacio cultural
El 24 de junio de 1969, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba el Real Decreto que reconocía como «paisaje pintoresco» a la por entonces llamada «Teibada leonesa, una zona privilegiada de la comarca del Bierzo tanto por su belleza natural como por sus valores históricos y artísticos», según recoge el texto. El territorio, que posteriormente se incluyó en el catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC) como sitio histórico, busca ahora, medio siglo más tarde, convertirse en un espacio cultural, al nivel de Las Médulas o Atapuerca, gracias a un proyecto de investigación que en octubre permitirá reunir a 30 expertos de seis países para debatir en un congreso internacional sobre uno de los puntos más importantes para el nacimiento del monacato en Europa.
Al respecto, este territorio del sur del municipio de Ponferrada, enclavado en la cuenca del río Oza y rodeado por una decena de picos montañosos que forman un recinto natural, ha sido destino de anacoretas desde hace más de 1.000 años, que se han asentado en las numerosas cuevas existentes en el entorno y han habitado los numerosos santuarios, capillas y cenobios existentes. «La paz y el sosiego de estos valles angostos, cubiertos de árboles seculares y de evocadoras ruinas de los monasterios del medievo hacen de este lugar un singular paraje de tradición y arte que debe ser conservado en su primitiva belleza», rezaba la declaración del BOE de 1969. De hecho, según cuenta la leyenda, San Genadio es el responsable de que una zona encuadrada en este territorio se conozca como Valle del Silencio, ya que él fue quien mandó callar al río que estorbaba su meditación.
Desde sus responsabilidades tanto en el Ayuntamiento como en el Consejo Comarcal, el concejal de Medio Rural de Ponferrada en este último mandato, Iván Alonso, ha sido uno de los principales impulsores de la campaña investigadora que ha servido de base para solicitar la actualización del expediente BIC del año 69, elaborado por la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando. Ese documento se centraba en el antiguo municipio de San Esteban de Valdueza e incluía dos monumentos emblemáticos como la iglesia de Santiago de Peñalba y el monasterio de San Pedro de Montes, pero dejaba fuera «lo que es el inicio de todo el movimiento monacal, que se originó en Compludo en el siglo VII de la mano de San Fructuoso, una persona venerada en Portugal», explica Alonso.
Tras conseguir la unanimidad de Consistorio, Consejo Comarcal y Diputación de León para pedir a la Junta la actualización del BIC y mantener numerosas reuniones con la Dirección General de Patrimonio, el proyecto echó a andar con una serie de estudios, catas y excavaciones arqueológicas que tuvieron lugar tanto en el monasterio de Montes como en el paraje conocido como Prao de la Iglesia, en la localidad de Compludo, donde los expertos sitúan la fundación de uno de los primeros cenobios de la Península, en el siglo VII.
El informe final, firmado por el historiador y codirector del proyecto ‘Orígenes de la Tebaida’, Artemio Martínez Tejera, y el profesor e historiador berciano Vicente Fernández, obra en poder de la Junta desde el mes de enero, a la espera de que los técnicos den su visto bueno a la ampliación de los límites geográficos, así como a los cambios de denominación propuestos. Al respecto, Alonso subraya que el informe busca incluir a zonas como Compludo, «el lugar dónde empezó todo», pero también a otras localidades como Carracedo de Compludo, Palacios de Compludo, Espinoso de Compludo, San Cristóbal de Valdueza, Manzanedo de Valdueza, Santa Lucía de Valdueza, San Adrián de Valdueza y Bouzas, en este nuevo territorio protegido, cuyo nombre inequívoco pasaría a ser el de «Tebaida berciana».
Además, la categoría del BIC también cambiaría. «No puede ser paisaje pintoresco, ni sitio histórico, apostamos porque sea un espacio cultural», asegura Alonso, que recuerda que sólo Las Médulas y Atapuerca ostentan esta figura de protección en Castilla y León. En ese sentido, Alonso no oculta que el objetivo final es conseguir para el territorio la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, aunque reconoce que es un asunto que tendrá que avanzar «paso a paso».
De la mano del Instituto de Estudios Bercianos (IEB) y bajo el paraguas de la Cátedra de Turismo Sostenible creada en el centro asociado de la Uned en Ponferrada, el proyecto también necesitará elaborar un inventario completo de los bienes de toda la Tebaida, desde las piezas patrimoniales alojadas en los templos, hasta un catálogo de ruinas y ermitas, que tendrá que completarse con los nuevos hallazgos que aparezcan durante las futuras campañas de excavaciones.
Halo místico
«Soy un firme convencido de que esto, además de ser algo de justicia, puede ser uno de los motores culturales, patrimoniales y económicos ya no del Bierzo sino del noroeste de España», vaticina el concejal, que considera que el «halo místico» de la Tebaida y su especial situación, «aislada pero con una ciudad de servicios a corta distancia», son elementos que hacen a este territorio «único en el mundo» y que lo convierten en un «diamante en bruto» desde el punto de vista turístico y de la naturaleza, pero también de la investigación. «Lo tiene todo para ser tremendamente atractivo», resume Alonso.
En la misma línea, Alonso reconoce que «queda mucho por investigar y poner en valor». «A nivel de investigación es un tema apasionante que tenemos aquí durmiendo, que llama la atención a nivel internacional, porque la Tebaida es un punto de luz en una de las épocas más oscuras», afirma el edil, que recuerda que el nombre de este espacio alude a los numerosos eremitorios, ermitas, oratorios y cuevas dispersos por el territorio, algo que ya ocurría en las cercanías de la ciudad egipcia de Tebas.
Congreso internacional
Por su parte, Martínez Tejera coincide con Alonso en destacar el carácter «espiritual» de un territorio que atrajo hasta su seno en el siglo VII a San Fructuoso, «un pionero que abrió las tierras a la soledad y al eremitismo». Tras fundar el ‘cenobium complutense’, uno de los primeros espacios de la Península Ibérica que agrupa a varios monjes, este anacoreta solitario, que acabaría convertido en obispo de Braga (Portugal), se vería obligado por sus discípulos a construir otro espacio de este tipo, el ‘monasterium ruphianensis’, a poca distancia, en Montes de Valdueza. Tres siglos más tarde, fue otro obispo, San Genadio, el que se encargó de restaurar ese ambiente y de devolver a los monasterios el papel de «única fuente de cultura» que experimentaron a lo largo de la Edad Media.
Por el momento, las excavaciones llevadas a cabo desde el 2016 han permitido al equipo de investigadores que lidera Martínez Tejera llegar a capas arqueológicas correspondientes al siglo XII, lo que alimenta las esperanzas de hallar los restos de las construcciones originales del siglo VII. Los primeros hallazgos verán la luz durante el congreso internacional sobre el fenómeno monástico y la Tebaida berciana que se celebrará en el mes de octubre, en colaboración con la Cátedra de Tursimo Sostenible de la Uned y la Universidad de León (ULE), con motivo del 1.100 aniversario de la consagración de la iglesia de San Pedro de Montes.
Según avanza el historiador, esta cita será «el mayor evento científico en torno a la Tebaida» y contará con la asistencia de 30 expertos, historiadores y arqueólogos, procedentes de seis países, lo que demuestra el interés internacional que despierta este territorio y su historia. Al respecto, el responsable de las investigaciones confía en aprovechar la presencia de expertos en patrimonio de todo el continente para abrir vías financiación, con cargo a fondos europeos, para proseguir con su trabajo.
Durante esa semana, las ponencias se estructurarán en tres bloques que abordarán la historia del monacato, su expansión por la Península Ibérica y el caso particular de la Tebaida como foco de este movimiento. En ese sentido, el principal objetivo del congreso «es observar la influencia de la Tebaida en el origen del monacato en la antigua Gallaecia», explica Martínez Tejera, en referencia al territorio del extremo peninsular que los romanos identificaron como el fin de la tierra conocida. Además, el evento también supondrá la puesta de largo de la nueva imagen de marca de la Tebaida, presentada en el mes de marzo, un logotipo que identificará al territorio en cada una de las citas de interés científico, histórico o turístico en las que esté presente.
Texto: David Álvarez