Ñaturaleza

La lluvia de estrellas de las Leónidas brillará nítidamente en el cielo cabreirés la noche del viernes al sábado

Cada año, generalmente entre el 6 y el 30 de noviembre, el impresionante tono rojizo y la brillante estela verdosa de las leónidas iluminan el cielo otoñal.

El otoño se destaca como una de las estaciones ideales para contemplar la belleza natural en su máxima expresión. Ya sea por el cambio de colores que crea un tapiz de paisajes asombrosos en tonos ocre, marrón y mostaza, la celebración de los magostos, una de las festividades más populares que fusiona la naturaleza con uno de sus productos más apreciados, la castaña, o la lluvia de Leónidas que se podrá observar a lo largo de este mes.

Cada año, la lluvia de estrellas de las Leónidas se despliega a lo largo de prácticamente todo el mes de noviembre, alcanzando su punto culminante en la noche del 17 al 18, cuando la cantidad de estrellas fugaces alcanzará su punto máximo.

A diferencia de otras lluvias de estrellas más conocidas y abundantes en estrellas fugaces, como las Perséidas en agosto o las Gemínidas en diciembre, las Leónidas suelen exhibir un nivel de actividad más modesto. No obstante, ha habido años en los que esta actividad ha experimentado un aumento significativo, brindando espectáculos impresionantes.

En el presente año, las condiciones para observar las Leónidas son óptimas, ya que en la noche del pico máximo previsto, la Luna estará en una fase creciente de pocos días y se ocultará temprano, proporcionando así un cielo oscuro para la observación.

Las estrellas fugaces, técnicamente conocidas como meteoros, son destellos de luz que de vez en cuando podemos observar en cualquier noche. Estos son diminutos fragmentos de material que ingresan a la atmósfera terrestre desde el espacio y se desintegran en altitud debido a la fricción con el aire.

La cantidad de estrellas fugaces visibles a lo largo del año no permanece constante. En determinados días, el firmamento nocturno parece colmarse de meteoros, fenómeno conocido como lluvia de estrellas.

La existencia de las lluvias de estrellas está vinculada a los cometas (y, en algunos casos, a los asteroides). Estos cuerpos celestes son relativamente poco compactos y contienen abundantes cantidades de hielo compuesto por gases. Cuando se acercan al Sol y se calientan, estos hielos se vaporizan y arrastran consigo material rocoso hacia el espacio, generando así las colas características de los cometas. De este modo, las órbitas de los cometas se llenan de material expulsado.

Cuando la Tierra, en su órbita alrededor del Sol, atraviesa cerca de la órbita de un cometa, se encuentra con numerosos fragmentos desprendidos de dicho objeto, muchos de los cuales ingresan en la atmósfera y se incineran. Es por esto que las lluvias de estrellas ocurren de manera regular durante los mismos días cada año, coincidiendo con el paso de nuestro planeta a través de la órbita de un cometa.

El cometa padre

La fuente de la lluvia de estrellas de las Leónidas es el cometa 55P/Tempel-Tuttle, un cuerpo con un diámetro de 3,6 kilómetros. Este cometa se acerca al Sol aproximadamente cada 33 años y fue descubierto por Wilhelm Tempel en diciembre de 1865, confirmado más tarde por Horace Parnell Tuttle unas semanas después.

La cantidad de meteoros generados por la lluvia de las Leónidas está fuertemente influenciada por la cercanía temporal a uno de los pasos cercanos del cometa. Estos eventos ocurren cada 33 años, en correspondencia con el periodo orbital del 55P/Tempel-Tuttle. Durante estos pasos cercanos, la Tierra atraviesa las concentraciones más significativas de fragmentos provenientes de dicho cometa.

La última vez que el cometa se acercó fue en 1998, y se espera que vuelva a hacerlo en 2031. Durante el paso en 1966, se produjo un espectáculo impresionante, con la observación de miles de meteoros por minuto en una ventana temporal que duró apenas un cuarto de hora. Según describe la NASA: «había tantos meteoros que parecían caer como la lluvia».

Merece la pena intentarlo

Prever la abundancia de meteoros en una lluvia de estrellas específica no es una tarea sencilla. Debido a pequeñas variaciones orbitales, la Tierra no atraviesa siempre la misma región del espacio de manera exacta. Además, los fragmentos liberados por los cometas tienden a dispersarse, ocupando áreas más extensas.

Aunque este año no se alinea con un paso cercano del cometa 55P/Tempel-Tuttle, y aunque la lluvia de estrellas típicamente no produce altas tasas de meteoros (alrededor de 15 estrellas fugaces por hora en condiciones normales), las condiciones de observación serán excelentes gracias a la ausencia de la Luna durante la mayor parte de la noche. Esto facilitará la observación de meteoros más tenues.

Adicionalmente, los meteoros de esta lluvia de estrellas pueden ser extraordinariamente espectaculares debido a la velocidad con la que surcan el cielo. Reconocidos como uno de los eventos más veloces, sus fragmentos ingresan a la atmósfera terrestre a una velocidad de 71 kilómetros por segundo.

Cómo mirar las estrellas

Para apreciar las lluvias de estrellas, se recomienda alejarse de las áreas urbanas y buscar sitios con cielos oscuros. Si esto no es posible, la opción óptima es observar desde terrazas elevadas que minimicen la influencia de las luces de las calles. En cualquier caso, es importante seleccionar un lugar de observación sin obstrucciones significativas, como árboles o edificios cercanos, para tener una visión máxima del cielo.

Aunque los meteoros pueden manifestarse en cualquier parte del cielo, todos siguen una trayectoria que da la impresión de originarse en un punto específico del firmamento. Este punto de origen, conocido como radiante, coincide con el lugar por el cual penetra en la atmósfera el material liberado por el cometa.

Cada lluvia de estrellas tiene su radiante distintivo, y el evento recibe su nombre según la región en el cielo donde se ubica. En el caso de las Leónidas, su radiante está situado en la constelación de Leo.

La experiencia de observación mejora cuando el radiante está en una posición elevada en el cielo. Por lo tanto, para disfrutar de las Leónidas, se aconseja realizar la observación unas horas antes del amanecer, cuando la constelación de Leo ya esté visible en el horizonte. Además, la Luna, que estará en fase creciente, se ocultará temprano (alrededor de las 21:00, hora peninsular, la noche del 17 de noviembre), evitando así que su luz interfiera en la contemplación del fenómeno.

FOTO: Wikimedia (CC BY-SA 3.0 Deed)