Cultura y deporte

Isidora Rivas asistirá a la III Feria del Libro Cabreirés

Entrevista a la autora de «Voces del Eria»

Isidora Rivas, filóloga y leonesa nacida en La Valdería asistirá a la III Feria del Libro Cabreirés que se celebrará el 17 y 18 de agosto en Truchas, a continuación la entrevista que ha hecho para La Fueya:

-Cuéntenos, ¿quién es Isidora Rivas Turrado?

Uf, es difícil de resumir quién es una persona, así, sin acotar el punto de vista, el ámbito. Qué curioso, la pregunta en sí me conmueve, me transporta al autoanálisis y a la autorreflexión existenciales ya que me provoca el cambio a primera persona “¿quién soy?”. ¿Acaso lo sé? Seguramente usted se refiere a una “breve autobiografía” y eso es algo más frío, como alejado de lo vivencial, pero a la vez más tangible y fácil de contestar.
Nací hace casi 60 años en San Félix de la Valdería, aunque con pocos años la familia se trasladó a Calzada de la Valdería (a prácticamente 1 km de San Félix) Los primeros años de alfabetización sí los pasé en las escuelas del pueblo. Pero en seguida que cumplí los 11 años se me inscribe en el instituto de La Bañeza para cursar el bachillerato de entonces.
Cuando acabé bachillerato y pasé la selectividad (era el primer año que se impuso esa selección para poder entrar a la universidad), como quise estudiar Filología Hispánica y en la universidad de León no se cursaba esa carrera, me correspondía ir a Oviedo. Pero, como tenía a mis dos hermanos en Barcelona, se pidió traslado de expediente y fue concedido. Así que cursé primero Filología Hispánica y, después de trabajar como lectora de español en Francia, cerca de Montpellier, decido continuar estudiando, ahora Filología Románica (francés).
Luego vinieron las oposiciones como profesora de castellano en instituto. Y así llevo casi 34 años. Y ahora que me puedo jubilar, noto que padezco adicción a mi trabajo y no lo quiero dejar aún, máxime cuando Cataluña es – dentro del sector enseñanza- la comunidad en la que más se trabaja – y con creces y con mucho estrés-, tanto que la publicación de mis dos libros fue posible en los años en los que la enseñanza te lo permitía, no había burocracia ligada al exceso de trabajo con ordenadores, etc. Y a pesar de todo eso, estoy enganchada. Es para mí apasionante. Como también lo fue la dedicación a los dos libros publicados.

-¿Podría resumirnos de qué trata «Voces del Eria»?

Es un diccionario de términos del leonés de la Valdería y Cabrera, de lo que yo iba oyendo y escuchando, después de ser desechado por no ser castellano. Pero es vocabulario vivo, contextualizado.

-¿Qué pasaje o capítulo destacaría de su libro «Voces del Eria»?

Como es un diccionario, no hay ningún capítulo en especial. Sí es cierto que acaba con unas fotografías de aperos agrícolas, sobre costumbres y con un resumen del estado de evolución de la lengua desde el latín. Pero cada vocablo está contextualizado mediante una frase que yo escuché en su día y eso hace la lengua viva. Es lo primordial del libro. Sé que los valderienses o cabreireses de mi generación, cuando lo ojeaban, se sentían identificados, estuvieran en Madrid, en Cataluña o en el País vasco. Aunque quizá estas últimas generaciones ya no, por la homogeneización de la cultura y la globalización en todos los ámbitos a la que han contribuido muy mucho los medios de comunicación.

-¿Cuál fue el motivo de decidirse a publicar este libro?

Yo iba viniendo cada verano a mis raíces y cada verano oía y, sobre todo, escuchaba vocablos de una lengua a punto de extinguirse, pero que no era la castellana. Así que yo, siempre con una libretita – aunque fuéramos de copas o a bailar a alguna disco- iba tomando nota de los que no eran consonantes al castellano, pero escribía la frase entera, contextualizada, tal y como la decía ese informante, y que luego pasaría a ser anónima, de todos los hablantes de la zona. Hasta que, ya como filóloga, decidí que todo el material que había anotado había que canalizarlo para que no se perdiese y de ahí surgió Voces del Eria.

-¿Tiene más obras publicadas o este es su primer libro?

Tengo el de Pito pito cirolito que es de recopilación de retahílas de literatura oral que, también, si no se recogen, se pierden. Representa una reactivación de la memoria colectiva. Es una recolección siguiendo las diferentes etapas de la vida humana. Desde canciones de cuna o nanas, pasando por esa etapa infantil en la que se le enseña al bebé a reconocer el entorno más inmediato (los dedos de la mano, las partes del cuerpo y todo lo que le rodea) y acabando en canciones de mocerío, romances, acertijos (cosillinas) trabalenguas.
Este sí tiene un capítulo especial, el dedicado a los romances y el de los acertijos. Le tengo un cariño especial, porque lo literario es más cálido, más envolvente que lo lingüístico.

-¿La administración pública le ha ayudado de alguna forma para publicar esta obra?

Nada. Tampoco me he movido. Al ser desde Barcelona… Como yo no vivo de esto… Eso sí, se hizo una presentación del libro en Castrocalbón. Otra en Nogarejas y en algún otro pueblo alguna actividad relacionada. Todas para dar a conocer mi primer libro.
Fue una novedad en Valdería porque no se había publicado ningún libro sobre temas de la zona.

-¿Conoce usted Cabrera?

Un poco, pero menos de lo que quisiera. Pasado Torneros, poco. A ver si este verano pateo un poco algunos de esos pueblos. Sé que ha cambiado mucho desde que Ramón Carnicer escribiera Donde las Urdes se llaman Cabrera.

-¿Dónde o cómo podemos adquirir un ejemplar de «Voces del Eria», además de en la III Feria del Libro Cabreirés?

Pues creo que hay pocos. Podría ser en alguna librería de La Bañeza. Del que sí hay es de Pito, pito cirolito y yo misma los puedo facilitar. No sé porqué este se ha vendido menos, cuando, en realidad, es más sugerente, cálido y acogedor.

-¿Le gustaría destacar algo más sobre esta aventura literaria?

La verdad es que sí fue una aventura y también le digo, los veranos más felices de mi vida. Recorrer los corrillos de los pueblos de la Valdería y algunos de la Cabrera, en bici para entrevistar y grabar a los informantes más auténticos y genuinos de cada pueblo fue algo muy muy gratificante y enriquecedor. Todo romanticismo.

Siguiendo a Menéndez Pidal. Primero los informantes desconfían. Tienes que ganarte su confianza. Pero luego,  son todo expresión de generosidad.

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