Convocan el II Certamen Literario del Patsuezo en Villablino bajo el epígrafe «Hestorias ya alcordanzas»
El concurso está abierto a textos en prosa y en verso con plazo de entrega hasta el 20 de julio
El Certamen Literario de Patsuezo, que convoca la Asociación de Amigos de Sierra Pambley (AASP) de Villablino, ya hace públicas sus bases para esta su segunda edición de 2023. El concurso está abierto tanto a textos en prosa como en verso que deberán entregarse antes del 20 de julio de este año.
Los trabajos podrán estar escritos en cualquiera de las variantes de esta lengua vernácula del noroccidente leones y el suroccidente asturiano, que recibe diversas denominaciones según los territorios (bable occidental, la nuesa tsingua, chacianiego, patsuezo o patsuezu).
El certamen no tiene carácter competitivo y bajo el epígrafe ‘Hestorias ya alcordanzas’, pretende recopilar cuentos tradicionales, leyendas, historias de los pueblos, recuerdos, poemas o recreaciones de ficción que reúnan unas condiciones mínimas para su publicación en un libro el próximo otoño, con una tirada inicial de 300 ejemplares.
La asociación organizadora dispondrá de un jurado que seleccione las obras para su publicación. Entre las normas se especifica que “la organización se reserva el derecho de corrección lingüística, según las normas del patsuezu para su publicación”. La circunstancia abre la participación a personas que no sean perfectos conocedores de la normativa lingüística.
Los trabajos en prosa o en verso deben ser inéditos, de una extensión no superior a diez páginas, ni inferior a dos. Deben presentarse en soporte informático, archivo de Word o programa similar y enviarse por correo electrónico, sin firma ni datos del autor, solo seudónimo o número de teléfono a: as.asierrapambley@gmail.com.
Con los autores de los trabajos que resulten seleccionados, la organización se pondrá en contacto con sus remitentes para solicitarles su información personal con destino a la publicación del libro.
Este certamen de estímulo e incentivación general del interés de las gentes por y para preservar la huella del lenguaje tradicional del noroccidente leonés es uno más de los aspectos en los que promueve su labor cultural la AASP, con calechos, encuentros, coloquios, lecturas, charlas, presentaciones de libros, conciertos y audiciones, publicaciones propias, además de su ya histórico curso anual de patsuezo, que este año llegará a su 22 edición.
40 años cultivando el patsuezo
Dando continuidad con este certamen a una pequeña tradición local que inició en 1982 la Sociedad San Miguel de Bailes y Costumbres de Laciana con la convocatoria de su primer Certamen Literario del Pachuezo, que ya ofrecía por aquel entonces un premio en metálico de 15.000 pesetas. Y que también a través de su revista y órgano de difusión El Calecho fue publicando los trabajos ganadores.
La Sociedad San Miguel de Bailes y Costumbres de Laciana mantuvo el certamen durante siete ediciones consecutivas hasta la de 1988, en que los excesivos gastos de edición terminaron por poner fin y obligaron al cierre de su revista El Calecho.
No obstante, la revista se convirtió en un referente del patrimonio cultural, etnográfico, musical y lingüístico de las tierras del patsuezo, así como una hemeroteca a la que hay que acudir con asiduidad para entender algo mejor a estas tierras y sus gentes. Y puso el germen del interés que poco a poco ha ido fructificando entra la población local por conservar un lenguaje ya desaparecido de la cotidianidad coloquial desde mediados el siglo pasado.
El testigo lo recogió con posterioridad el Club Xeitu, con varias publicaciones editadas en patsuezo y un concurso literario en esta lenga en el año 2011, dentro de los actos de homenaje a Guzmán Álvarez en el centenario de su nacimiento. Álvarez fue el primer lingüista que realizó un trabajo científico sobre esta variedad dialectal leonesa en su tesis doctoral El habla de Babia y Laciana (1949).
Ahora la AASP sigue regando el huerto del patsuezo, la nuesa tsingua, el chacianiego, el bable occidental, el leonés noroccidental o como se le quiera llamar. Lo hace tratando de que no se marchiten y echen a perder las plantas que ya están listas algunas para su recolección.