400 kilómetros para defender el paisaje y «el derecho a la belleza»: desde Cabrera a la Puerta del Sol
En la comarca más despoblada de la provincia de León un colectivo lucha contra la implantación de macroparques eólicos en el territorio, muy afectado por los incendios forestales y las canteras de pizarra.
Desde la comarca leonesa de Cabrera hasta la Puerta del Sol de Madrid hay alrededor de 400 kilómetros de distancia, la que recorrieron este sábado decenas de vecinos para mostrar en la capital de España su desacuerdo con los macroproyectos de renovables allí proyectados.
Y uno de los elementos más reconocibles de la Puerta del Sol de Madrid es, precisamente, obra de un cabreirés, el relojero José Rodríguez Losada, que regaló a la ciudad el mecanismo que marca la salida y entrada de cada año. En el epicentro de Madrid la plataforma Cabrera Despierta hizo llegar, junto a decenas de plataformas de todo el país, su descontento con el actual modelo de implantación de energías renovables, solicitando uno más ajustado a las necesidades locales.
La comarca de Cabrera se encuentra en el extremo suroccidental de la provincia de León, encajada en unión a las de Zamora y Ourense. En sus 5 municipios -Benuza, Truchas, Encinedo, Castrillo de Cabrera y Puente de Domingo Flórez- y 44 localidades viven poco más de 3.000 personas. Y es una de las zonas de España más despobladas, con una densidad de población de menos de 4 habitantes por kilómetro cuadrado. Todos los municipios, salvo uno, son lo que se llama en términos poblacionales un «desierto demográfico». Incluso en uno de ellos ni siquiera hay ya un habitante por cada kilómetro cuadrado de superficie.
Además Cabrera es uno de las comarcas que más han sufrido ambientalmente en las últimas décadas de la provincia. Es hogar de incontables canteras de pizarra, motor económico de la zona dedicado fundamentalmente a la exportación, y sus montes son noticia frecuente de incendios forestales. El más grave ocurrido en España en el año 2017 calcinó casi 10.000 hectáreas de la comarca, más del 10% de su superficie total.
Los proyectos de tres macroparques de energía eólica en los montes de la sierra de Cabrera han movilizado desde la pasada primavera a cerca de 200 personas en un nuevo colectivo, Cabrera Despierta, que rechaza esta instalación y reclama otro modelo energético.
Raquel Palacio Vila, portavoz de Cabrera Despierta, defiende que «El impacto paisajístico, que siempre se considera un argumento de segunda categoría, es lo que se podría llamar el derecho a la belleza y que nos quieren quitar». En su opinión estos proyectos «se van a llevar todas las alternativas que tiene Cabrera y no nos va a dejar ningún monte».
Sobre el impacto económico lo rechaza, «cuando las empresas llaman a la puerta de los pueblos ofrecen una renta por esas instalaciones, pero es dudoso por el cambio de las condiciones del suelo y el uso que van a hacer las personas y los municipios de todo el terreno que ocupa el parque que no podrá ser usado como hasta ahora».
Para la portavoz de Cabrera Despierta si no se ponen los macroparques la alternativa para avanzar en la transición justa es «analizar el potencial de cada territorio en materia de abastecimiento energético, que está sin diseñar y es perfectamente posible hacerlo» que además, según opina, «es el camino correcto».
Para Beatriz Vigalondo, cabreiresa de descendencia residente en Madrid, insiste «estamos a favor de la renovables pero de manera planificada, con las renovables pero cerca de los núcleos de consumo». «Vamos a pagar una penalización ambiental por ese transporte extra para llevar la energía a los grandes núcleos de población y fomentemos el autoconsumo en las zonas rurales», explica.
Pero en la comarca también hay quien defiende la implantación de estos macroproyectos eólicos, entre ellas muchas Juntas Vecinales que ven en los ingresos prometidos una oportunidad para subsanar las históricas deficiencias que hay en infraestructuras. «La construcción de estos parques eólicos podría traer un enorme beneficio, ya que los pagos anuales que la empresa realizase servirían para invertir subsanando las deficiencias en infraestructuras, el acceso a internet y, lo más importante, atrayendo población», explicaban en una reunión con alguno de los ayuntamientos afectados.