Carmen Marentes y el dúo Tsacianiegas, galardonadas en los Premios MT del Reino de León
San Miguel de Laciana está de doble enhorabuena en las distinciones que reconocen el trabajo realizado en torno a la música tradicional
San Miguel de Laciana está de doble enhorabuena. Allí recalan dos de los tres Premios MT del Viejo Reino de León: el de la Trayectoria para Carmen Marentes por su labor en pro de la conservación de las tradiciones; y el de Joven Valor al dúo Tsacianiegas, que cantan algunas de sus piezas en patsuezu, la lengua vernácula. Los galardones se completan con el de Mejor Disco Folk, en este último caso para el grupo salmantino Entavía.
Los Premios MT, que organiza Arlafolk y el IES (Instituto de Educación Secundaria) León Felipe de Benavente, nacieron en 2009 para distinguir la valía y el trabajo realizados en torno a la música tradicional del Viejo Reino de León (actuales provincias de León, Zamora y Salamanca). Los diferentes jurados acaban de fallar los galardones de este año, que suponen una alegría por partida doble para Laciana.
En San Miguel de Laciana nació Carmen Marentes, que creció encargándose de las labores ganaderas, escuchando cantar a sus mayores, y a los vecinos del pueblo, en las tareas del campo, en los calechos o en los filandones que se hacían en los largos meses del invierno lacianiego.
Allí conoció y comenzó a cantar y a tocar el pandeiro y la pandereta. Más adelante tuvo contacto con todas las grandes pandeireras de la propia comarca, pero también de las aledañas, incluyendo la zona asturiana más cercana. Desde su juventud tuvo clara la importancia de conservar y transmitir el rico legado de la tradición musical de esta parte de la cornisa cantábrica, y se dedicó, junto a su marido Lucio Criado, a recorrer durante años las comarcas de Laciana, Alto Sil, Palacios, Cangas del Narcea, Somiedo, Cerredo, Babia, Luna, Leitariegos u Omaña, recogiendo sus canciones y bailes tradicionales.
Fue en 1979 cuando fundó la Sociedad San Miguel de Bailes y Costumbres para dedicarse a una de sus mayores preocupaciones: enseñar la tradición musical “a los nenos más jóvenes”, como ella suele decir. Carmen Marentes ha sido reconocida por el Ayuntamiento de Villablino, y por la Diputación de León, en este último caso con uno de los Premios Mujer Rural 2024 en la categoría ‘Tradición y Desarrollo Rural’, por su labor en la recuperación, conservación y difusión del patrimonio cultural de los pueblos leoneses, especialmente en lo relativo a cantares, bailes y tradiciones.
La nueva Premio MT Trayectoria del Reino de León 2025, con el apoyo de Lucio Criado y la participación de la Sociedad San Miguel de Bailes y Costumbres de Laciana, consiguió editar en 1987 el disco-libro titulado A Xeito, música, canciones y bailes de la montaña astur-leonesa, que recoge una parte de todo su trabajo previo. El disco obtuvo la Medalla del Ministerio de Cultura o la Madreña de Oro de la Casa de Asturias en Madrid, entre otros galardones. Dentro del respeto a las tradiciones de la comarca, Carmen Marentes ha dado también protagonismo en su trabajo a la variante lacianiega de la lengua leonesa, conocida como patsuezu, que ha empleado en las canciones que canta en numerosas ocasiones.
De San Miguel de Laciana también son naturales las hermanas Raquel y Laura Álvarez Alonso, que componen el dúo Tsacianiegas, ahora Premio MT al Joven Valor. Desde niñas, e incentivadas por sus padres, han estado inmersas en la cultura tradicional tanto del norte de León (Alto Sil, Laciana, Babia y Omaña) como del suroccidente de Asturias, siguiendo los orígenes de gran parte de su familia, aunque el interés del dúo se amplía también a otras comarcas de la provincia de León y Asturias, muy ricas en música y baile tradicional.
Después de dejar en 2005 el grupo de bailes en el cual habían empezado desde pequeñas, Laura comenzó su andadura en solitario cantando y tocando el ‘pandeiro cuadráu’ y la pandereta en diferentes actos. En 2008, Raquel empezó a acompañar a su hermana para cantar y tocar bodas según la tradición de la montaña occidental asturleonesa, y a finales de 2009 realizaron la grabación discográfica que forma parte del libro Colección de cantares de boda de Laciana, Babia y Alto Bierzo. Los cantares de bodas son una parte pequeña dentro de su repertorio, compuesto por gran variedad de canciones que se tocaban tradicionalmente como acompañamiento en celebraciones o para baile (jotas, bailes del país, etc). Tsacianiegas pretende transmitir el conocimiento de las costumbres y tradiciones de la zona de la que proceden y las regiones limítrofes, aportando así su granito de arena para que no se pierdan. Algunas de sus piezas están cantadas en patsuezu, lengua vernácula de la montaña occidental asturleonesa, y en gran parte de sus actuaciones muestran la indumentaria tradicional propia de Laciana.
Pese a su juventud, Tsacianiegas han participado también en la grabación de diferentes proyectos discográficos, entre ellos con el famoso gaitero asturiano Xuacu Amieva y su grupo Dobra, en el CD que acompaña al libro El dialecto leonés, de Ramón Menéndez Pidal , en el disco Madera, pelleyu y fierros, publicado por Música con Tsume, o en el nuevo CD de Kepa Junquera Erromeriak.
Mejor Disco Folk, para Entavía
Los galardones se completan con el Premio MT al Mejor Disco Folk, que recae en el grupo salmantino Entavía. Su nuevo trabajo, Vertiginosa Baranda, es una obra que reafirma su compromiso con la tradición y la experimentación sonora. En este disco, Entavía sumerge al público en un viaje sonoro donde conviven melodías tradicionales y composiciones originales que demuestran su interés por conectar el folclore con la realidad social y política contemporánea. Musicalmente, Vertiginosa Baranda mantiene la esencia del grupo: una combinación de texturas y ritmos que transitan desde el costumbrismo hasta la canción de autor, pasando por pasajes de gran carga poética y social.
El grupo no sólo se dedica a rescatar el pasado, sino que lo resignifica, convirtiéndolo en una herramienta de expresión contemporánea. Uno de los aspectos más destacados del disco es el uso de instrumentos creados por los propios músicos, lo que subraya su búsqueda de autenticidad y los aleja de una interpretación meramente historicista. De este modo, Entavía construye una propuesta en la que la tradición no es solo un punto de partida, sino también un territorio en el que experimentar y evolucionar.