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Benuza implanta los bautizos por lo civil: sin querer hacer «la competencia a nadie», para dar un servicio

El pequeño municipio de la comarca más despoblada de la provincia de León aprobó en Pleno la iniciativa para que los cabreireses expatriados puedan celebrar la llegada de sus hijos al mundo en la tierra que los vio nacer a ellos, pero a espaldas de Dios.

Benuza ha decidido implantar los bautizos por lo civil: sin querer hacer «la competencia a nadie», pero para ofrecer a sus vecinos «otro servicio», explica a este medio su alcalde, Agapito Encina. El pequeño municipio, enclavado en la comarca más despoblada de la provincia de León, La Cabrera, aprobó en Pleno la iniciativa para que los cabreireses expatriados puedan celebrar la llegada de sus hijos al mundo en la tierra que los vio nacer a ellos, pero a espaldas de Dios.

Según Encina, eran varios los que año a año se quejaban de su intención de presentar a sus vástagos en sociedad sin tener que echarles agua por la cabeza. Lo que le hizo reflexionar sobre la posibilidad de poner en marcha el proceso, «para el que lo quiera usar».

De esta manera, los pueblos de Benuza, Lomba, Llamas de Cabrera, Pombriego, Santalavilla, Sigüeya, Silván, Sotillo de Cabrera y Yebra, que cuentan con los dedos de la mano los niños que se alumbran y crecen entre sus calles, empezarán a bautizar civilmente a los rapaces sin que por ahora se haya celebrado la primera fiesta laica.

«Al año tenemos pocos nacimientos pero aquí viven muchos padres y abuelos y la gente nos pide bautizar a los niños, sobre todo en verano o épocas de vacaciones», subraya el regidor cabreirés.

El trámite para hacerlo es sencillo, como el de una boda civil. Hay que solicitar fecha en el Ayuntamiento de Benuza, cubrir un expediente y celebrar que hay un cabreirés más en el mundo aunque viva en cualquier otra parte de León, Castilla, España o Europa.

El colegio, en riesgo curso a curso

El número de niños del municipio leonés es tan limitado que curso a curso planean sobre su colegio rural agrupado Santa Ana, de Silván, nubes negras que amenazan con su cierre. La Junta de Castilla y León les exige tener al menos tres alumnos para dotarlos de un profesor y transporte escolar.

«El curso que viene 2021-22 nos quedábamos solo con tres niños pero hemos conseguido que vengan dos familias con tres niños, dos y uno cada una, para tener seis. Si seguíamos con tres nos lo quitaban», manifiesta en el tono de lucha de cada verano. Además, tienen otros cuatro niños mayores de 14 años que van a Puente Domingo Flórez.

El pasado mes de marzo, el Consistorio hacía un llamamiento a padres con hijos en edad escolar a cambio de dar trabajo a los progenitores. La principal actividad económica de la comarca de Cabrera es la industria pizarrera, que no solamente emplea a los vecinos de sus diferentes pueblos, sino también a gran parte del Bierzo.

El colegio está completamente equipado con todas las herramientas necesarias para la enseñanza (ordenadores, pizarra electrónica, Internet, biblioteca, gimnasio con numerosos juegos, una pista de juego, jardines…). Cuenta con amplias instalaciones que suponen un buen espacio para facilitar la enseñanza de los niños. Y no se ha visto afectado por la pandemia del coronavirus porque al haber pocos niños e instalaciones amplias no ha tenido inconvenientes para respetar las medidas sanitarias.

El reducido número de niños también es una ventaja en el sentido de que reciben una enseñanza más especializada e individualizada. El profesor puede dedicar más tiempo a cada niño y mientras a unos les enseña una cosa, los demás pueden escuchar e ir aprendiéndolo.

Hay estudios que demuestran que mezclar en una misma clase a niños de diferentes edades es beneficioso para la enseñanza. Los más pequeños aprenden de los grandes y los grandes de los pequeños, unos se ayudan a otros y el profesor puede ir adaptando los contenidos para los diferentes niños. Los colegios rurales son oportunidades perfectas para llevarlo a cabo.